Armendáriz consiguió en Esquivias la segunda puerta de su temporada.
El rejoneador navarro le cortó las dos orejas al segundo de su lote, un buen toro de Monteviejo.
Tras causar baja en una plaza de Badajoz por una caída a caballo cuanto entrenaba el día anterior, Roberto Armendáriz reapareció ayer y lo hizo con magnífico pie. El escenario, la plaza toledana de Esquivias, donde salió a hombros tras conseguir las dos orejas de un buen toro de Monteviejo.
El rejoneador navarro hizo el paseíllo con Miguel Moura (oreja y dos orejas) y Rocío Arrogante (oreja y vuelta al ruedo). Todos ellos lidiaron cuatro toros y dos novillos de Monteviejo, los patasblancas de encaste Vega-Villar, en su doble rama Encinas-Cobaleda, cuyo propietario es Victorino Martín. El festejo se completó con la valiente y emocionante actuación de los Forcados Académicos en cada una de sus pegas.
El ganado estuvo bien presentado y ofreció buen juego en líneas generales. Según su titular, la corrida estuvo bien presentada pero de distintas edades; había dos novillos, debido a que el tercero en actuar, Rocío Arrogante, aún no ha tomado la alternativa. Precisamente, esta rejoneadora tuvo una notable actuación pero perdió la puerta grande por fallar al matar.
Armendáriz, frente al que abrió plaza, realizó una medida faena, recompensada con una ovación, a la que correspondió saludando desde el tercio. Frente al cuarto, conectó enseguida con el público, sobre todo con los quiebros con Farruco, y anduvo certero a la hora de matar, lo que posibilitó la concesión de las dos orejas del buen toro de Monteviejo.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX