Fue estoqueado el sábado pasado, en una novillada picada mixta en competencia con Los Maños.
Además de los triunfos conseguidos el pasado fin de semana en la plaza guadalajareña de Marchamalo, José Antonio Baigorri se apuntó otro el sábado en la turolense Cella, donde lidió dos buenos utreros, uno de ellos excepcional, el llamado Hebillero, que fue ovacionado en el arrastre. Fue una novillada picada mixta en competencia con Los Maños.
Fue mixta porque actuó en tercer lugar, como sustituto de Emiliano Gamero, el también rejoneador Curro Bedoya, quien recibió el silencio del público tras matar a su novillo, a Trabajador, número 25, un manso ejemplar de Daniel Ramos, que en septiembre iba a cumplir cuatro años. El jinete derrochó voluntad ante un utrero que se rajó pronto y buscó el amparo de las tablas. Además, no anduvo fino a la hora de matar.
Respecto a los novilleros, los lotes de José Antonio Valencia y Arturo Gilio estuvieron formados por un novillo de cada hierro; es decir, cada uno lidió un utrero de Ganadería de Pincha y otro de Los Maños. Los cuatro novillos estuvieron bien presentados y resultaron buenos, aunque, como ya se ha indicado, destacó el quinto y último Hebillero, negro mulato número 8, del criador de bravo navarro.
José Antonio Valencia, que sustituyó a Jaime González-Écija, cortó una oreja al primero de la tarde, a Rascatripas, negro mulato, número 6, un novillo de Lodosa que, no sobrado de fuerza, embistió bien por los dos pitones. Faena de entrega que terminó con manoletinas de rodillas, calentando el ambiente y cortando una oreja.
El segundo de su lote, cuarto de la tarde, fue un astado de Los Maños, llamado Vengavino, cárdeno, número 10, de mucha calidad, al que el novillero banderilleó de forma vistosa y luego aprovechó en una faena meritoria que le valió otra oreja, la necesaria para poder salir a hombros.
Gilio, por su parte, aprovechó bien al serio novillo de Los Maños que se lidió en segundo lugar, a Fandanguero, negro entrepelado, número 28. Dejó buena imagen con una faena con pasajes muy buenos por los dos pitones. La gente conectó con su toreo y se tiró a matar con verdad, resultando prendido sin consecuencias. Fue premiado con las dos orejas del utrero.
El segundo de su lote, el quinto, el que cerró plaza, Hebillero, negro mulato, número 8, fue el mejor de la tarde, tuvo mucha calidad y el novillero supo estar a la altura con una faena templada por ambos pitones. Mató bien y cortó otras dos orejas, que le convirtieron en el gran triunfador de la tarde. Antes, el buen utrero había sido ovacionado en el arrastre, como colofón a una muy buena tarde de toros.