Rafaelillo le cortó las dos orejas al primero de La Palmosilla y consiguió otra del cuarto.
El matador de toros murciano recuerda su paso por San Fermín, una de las plazas clave de su temporada.
El diestro Rafaelillo regresó a Pamplona después de la grave cogida que sufrió en 2009. Y todo le salió a pedir de boca. Llegó un día antes de su actuación, anunciada para el 10 de julio. Se reencontró con el equipo médico, recibió el cariño de los aficionados y, finalmente, al día siguiente, firmó un triunfo rotundo.
-“Fue muy fuerte, no volvía a la plaza desde la cogida en 2019. Fui el día antes de torear, abracé al equipo médico y sentí el cariño de la afición. Era un volver a empezar, iba muy preparado y feliz. Era una nueva oportunidad en la vida. En el toreo hay que estar preparado para tener asumido lo que pueda ocurrir. Tengo secuelas físicas que van conmigo las veinticuatro horas pero la tarde fue un triunfo a todos los niveles. Mentalmente queda la felicidad de haberlo superado. En 2019 celebraba mi cumpleaños dos días después de la cogida en la UCI y no podía soplar las velas”, recordaba en una entrevista publicada en la revista Aplausos.
Saldó la tarde frente a los buenos toros de La Palmosilla con tres orejas de ley, una puerta grande, mucha emoción y un afán de permanente evolución que nadie puede siquiera cuestionar.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX