PABLO HERMOSO FIRMA UN TRIUNFO ROTUNDO EN SU REGRESO A LISBOA

El caballero navarro sacó a 'Pirata' frente a su segundo toro.

El caballero navarro sacó a ‘Pirata’ frente a su segundo toro.

La plaza Campo Pequeño colgó el cartel de “no hay billetes” para disfrutar con el toreo del caballero navarro.

Ganado: Seis toros Santa María, desiguales de presentación y nobles; soso el segundo, destacaron por su codicia el tercero y el quinto.

Rejoneadores: Rui Salvador (vuelta en ambos), Pablo Hermoso de Mendoza (dos vueltas y vuelta) y Joao Moura hijo (vuelta con llamada a los medios y vuelta).

Lugar y fecha: Plaza de toros Campo Pequeño, en Lisboa (Portugal). 15 de mayo.

Incidencias: Lleno de “no hay billetes”. Festejo nocturno, inaugural de la temporada lisboeta. Rui Salvador conmemoró los treinta años de su alternativa. Los grupos de forcados Amadores de Évora y Amadores del Aposento de Moita realizaron valientes “pegas de caras”.

Bajo un ambiente de gala, la mítica plaza lisboeta de Campo Pequeño, catedral del rejoneo, abrió sus puertas el jueves por la noche con un festejo en el que se colgó el cartel de “esgotado” (no hay billetes) para disfrutar con el toreo de Pablo Hermoso de Mendoza. Y el estellés, ante nueve mil personas, no defraudó; todo lo contrario, pese a no contar todavía con su cuadra al completo, ya que algunos caballos están acusando el duro viaje desde América.

Esta carencia la superó el estellés con su propia responsabilidad, con una gran voluntad, que volvió a llenar de magia y de toreo innovador el ruedo lisboeta. Ofreció a los aficionados lusitanos muchos motivos para aplaudir de pie mediante dos faenas rotundas, cargadas de acople y temple.

Ante su primero, soso, se tuvo que inventar una faena a base de entrega, que se tradujo en emoción. A lomos de Disparate puso la plaza boca abajo. Ejecutó las famosas hermosinas a la perfección y las piruetas en la misma cara del toro hicieron cortar la respiración. Tanto en los lances de recibo, sobre Napoleón, como en banderillas dominó la lidia, con torería y clase. El jinete estellés tuvo que dar dos vueltas al ruedo, después de que un entregado público despidiera a Disparate con una cerrada ovación.

Frente al complicado y exigente quinto, un toro bravo que no terminó de entregarse, el caballero tiró de repertorio y combinó suertes de mucha pureza en la ejecución con lances heterodoxos. El resultado no fue otro que un auténtico alboroto en los entendidos tendidos lisboetas. Tras la intervención de salida de Napoleón, en banderillas encandiló el joven Cicuta, uno de los nuevos caballos, con el hierro de PH, en cuatro banderillas, tocando al pitón contrario, que tuvieron gran calado; cuatro palos de gran mérito y de mucho calado; aguantó los derrotes del murubeño y salió siempre de los embroques con limpieza. Después, el gran nivel de la faena se mantuvo con Viriato, que había llegado de América veinticuatro horas antes; cara a cara, pecho por delante, se enroscó librándose de los tornillazos del toro. Ya en el tramo final, sacó a Pirata y con él se sucedieron un par de cortas a dos manos, reunidas en el mismo estribo. Al final, el público pidió que diera una segunda vuelta al ruedo, solicitud que el navarro no aceptó, pese a que había dejado atrás dos faenas de inigualable maestro.

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