MORENITO DE ARANDA CORTA DOS OREJAS Y SALE A HOMBROS EN FITERO

Morenito de Aranda, saliendo a hombros en Fitero, se convirtió en el primer triunfador de la temporada navarra.

Morenito de Aranda, saliendo a hombros en Fitero, se convirtió en el primer triunfador de la temporada navarra.

Cortó dos orejas de un encierro de Soto de la Fuente noble pero de escasas fuerzas.

Ganado: seis toros de Soto de la Fuente, cuatro de ellos cinqueños, bien presentados aunque desiguales, nobles pero faltos de raza y escasos de fuerza.

Juan Diego: silencio y saludos desde el tercio.

Morenito de Aranda: oreja en ambos. Salió a hombros.

Oliva Soto: oreja y silencio tras aviso.

Presidencia: a cargo de Ana Pérez Elipe, asesorada por Jesús María de Andrés y Francisco Romera, aunque algo generosa en la concesión de trofeos, cumplió correctamente su cometido.

Incidencias: más de dos tercios de plaza. Tarde soleada y agradable. Morenito de Aranda y Oliva Soto hicieron el paseíllo desmonterados.

Fitero abrió ayer la temporada taurina de Navarra con una entretenida corrida de toros, que se saldó con la concesión de tres trofeos. Y el público se divirtió gracias al buen hacer de los banderilleros, tanto en la lidia como con los rehiletes, y a la buena disposición de los diestros, quienes, cada uno en su estilo y certeros con el estoque, trabajaron por agradar y triunfar. La pena fue que, en ocasiones, chocaron contra una materia prima poco apta para el lucimiento, debido, sobre todo, a una falta de fuerza que hizo doblar las manos y caer sobre la arena a varios ejemplares.

El triunfador de la tarde acabó siendo Morenito de Aranda, un diestro que despierta interés entre los aficionados por la claridad de sus ideas y la firmeza de su toreo. Saludó a los dos de su lote con sendas mecidas tandas de verónicas, repletas de mando y serenidad. Su primero, bien picado, llegó al último tercio con las fuerzas muy justas pero, sin embargo, aguantó una faena larga, basada en la diestra, con muy buen concepto y con la series muy bien rematadas, ora con elegantes trincherazos ora con largos pases de pecho. El burgalés siempre se cruzó y se fajó con el toro, con ganas, valor y decisión. Tras un pinchazo, terminó con una estocada arriba y paseó una oreja del cinqueño Fiador, la primera de la tarde y de la temporada en esta tierra.

Ante el quinto, comenzó la faena trazando con mando y limpieza tres series de derechazos. Fue una pena porque, tras ellas, el toro se acabó y todo lo tuvo que poner el espada con recursos técnicos y de adorno. Mató de otra entera y, aunque al toro le costó echarse, lo hizo justo antes de recibir el primer golpe de descabello. No fueron demasiados los pañuelos que se agitaron pero el de Aranda de Duero consiguió ese trofeo que le permitía salir a hombros.

Oliva Soto, por su parte, dejó asimismo buena imagen en el ruedo fiterano. Consiguió un trofeo de su primero, un voluminoso cinqueño que en octubre habría cumplido seis años. Tras aparecer en el ruedo, el sevillano abrió el compás y le enjaretó ocho verónicas de muy buen corte sin respiro. En la muleta, se encontró con un ejemplar que tuvo más motor que sus hermanos y que embistió con cierta alegría. Dispuesto a agradar y convencer, lo toreó con limpieza pero pareció algo acelerado, con un ritmo superior al que pedía el viejo cinqueño. Entró a matar y dejó media tendida, que acabó sirviendo.

Frente al sexto, salió a por todas, sabedor de que podía alcanzar un bonito triunfo en tierras norteñas. Pero en el último tercio vio enseguida que todo su gozo iba a quedar en un pozo. Se encontró con un ejemplar casi inválido, que perdió las manos en varias ocasiones y al que le costaba un mundo embestir. El joven de Camas lo intentó, como manteniendo un pulso con un imposible, pero no había nada que hacer.

Por último, a Juan Diego, el más veterano de la terna, le tocó bailar con la más fea, le correspondió el peor lote. Al que abrió plaza y temporada, llamado también Fiador, le costaba mantenerse en pie. Por ello, la faena, a media altura, careció de emoción. Dibujó varias series con la diestra, de tres muletazos y el de pecho, de escaso contenido. Lo mejor de su actuación fue la estocada con la que puso fin a su primera intervención. Y ante el cuarto, después de un esperanzador comienzo de faena, su ilusión se vino abajo cuando el cinqueño sufrió una voltereta que acusó después. Faena sin ligazón posible con algún muletazo suelto de buena factura. La suerte no le acompañó al salmantino. Otra vez será.

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