El caballero navarro cortó un rabo en la Monumental de México, el cuarto que conseguía en esta plaza a lo largo de su trayectoria profesional.
El rejoneador estellés ha concluido su decimoséptima temporada en México, una campaña que se recordará, sobre todo, por haber cortado otro rabo en la Monumental de México, el cuarto, y nada menos que ante 45.000 personas. Se convirtió así en el torero europeo que más rabos ha conseguido cortar en ese escenario único, por delante de Niño de la Capea, con tres, y de Manolete, Enrique Ponce y El Juli, con dos.
Asuntos económicos aparte, muchos aficionados europeos se preguntan qué le queda por hacer a Pablo Hermoso de Mendoza en México. La verdad es que lo ha conseguido todo y que ha toreado en todas las principales de ese inmenso país americano. Pero no menos cierto es que sigue despertando el interés del aficionado mexicano, de ése que, año tras año, en un alarde de fidelidad, espera su llegada, el disfrute de sus actuaciones.
Y la prueba irrefutable es que sus 47 actuaciones de este año han sido presenciadas por alrededor de 315.000 personas. Además, en seis de ellas se colgó el “agotado el boletaje”: en Moroleón, León, Autlán de la Grana, Jalostotitlán. Mérida, Valladolid; en dieciséis, las respectivas plazas se llenaron; en doce, la entrada rozó el lleno; y en diez se ocuparon tres cuartos del aforo. Por otro lado, se puede pensar que, por ejemplo, en Mexicali, donde sólo se ocupó media plaza, la entrada fue floja; no fue así, ya que su aforo en de 25.000 localidades; es decir, presenciaron el toreo del navarro nada menos que unas trece mil almas.
Y en la más importante, en la Plaza México, en el popularmente llamado Embudo de Insurgentes, se rozó el lleno con la actuación del torero estellés. Asistieron unas 45.000 personas, en la que fue la mejor entrada en esta espectacular plaza durante la Temporada Grande.
Respecto a los triunfos, veintiséis de esos cuarenta y siete compromisos los saldó con puerta grande. En el lado opuesto, en quince se fue de vacío, debido, sobre todo, a fallar a la hora de matar, algo que se produjo en buena parte por resentirse de una lesión en un codo. Siguiendo con las buenas cifras, a 26 de los 96 toros que lidió los desorejó por partida doble y a otros 20 les cortó una oreja. En total, paseó en triunfo un total de 70 orejas y 6 rabos.
Detalles novedosos
Consciente de que los años van pasando y con la intención de seguir interesando, divirtiendo con su toreo único, el jinete estellés incluye cada temporada varias novedades, en diferentes terrenos. Por ejemplo, este año ha debutado en seis localidades mexicanas: Tlajomulco de Zúñiga, Val Quirico, Hecelchakán, Salamanca, Ciudad Lerdo y en la empresa de viñedos L. A. Cetto, en el valle de Gaudalupe, en Baja California, que cuenta con una coqueta plaza de toros.
En el mismo sentido, programó un doblete, algo que no había llevado a cabo todavía. El 19 de marzo toreó en dos plazas, ambas en el estado de México. Primero, en Atizapán de Zaragoza, donde saldó su actuación con cuatro orejas y un rabo. Y unas horas después, en Texcoco, plaza de la que también salió a hombros tras cortar las dos orejas del primero de su lote.
Asimismo, llamó la atención que el jinete estellés torease varias tardes en plazas portátiles, algo que descarta en Europa. Se instalaron portátiles para ver al rejoneador en nueve ocasiones, en las localidades de Arandas. Val Quirico, Salvatierra, San Pedro Xalostoc, Villahermosa, Hecelchakán, Valladolid, Salamanca y Ciudad Valles.
Hermoso toreando en la México con ‘Gento’, uno de los seis caballos que ha hecho debutar en México.
Continuando con las novedades, en su periplo mexicano hizo debutar a seis caballos. Primero a Irak y Manizales, tordos los dos, en su primera actuación, en la plaza de Arandas. Diez días después, le tocó el turno al negro Gento, con el hierro PH, en Tlajomulco. Ya en febrero debutó en los ruedos el alazán Ágora y lo hizo en el coso de Alpuyeca. Y en marzo, el caballero navarro probó dos nuevas monturas, las del castaño Torete en Cancún y del tordo rodado Donatelli en Tlaquepaque, ambas para el segundo tercio.
Estos seis caballos debutantes, unidos a otros trece –Forro, Berlín, Ícaro, Disparate, Dalí, Icarito, Beluga, Barrabás, Duende, Pirata, Zelador, Janucá y Botero– formaron la cuadra del navarro en México.
Guillemo Hermoso de Mendoza toreando de costado con ‘Irak’ en el rancho familiar.
Y, por último, la mayor sorpresa sucedió el 27 de marzo, en Ciudad Valles, estado de San Luis Potosí. En esa plaza, el segundo del lote del estellés, marcado con el hierro de Puerta Grande, galopó de salida con buen son. Y al comenzar el tercio de banderillas, llegó lo inesperado. De improviso, Pablo llamó a su hijo Guillermo, que estaba pasando las vacaciones de Semana Santa en México, El joven, vestido de calle, se montó en Disparate y el maestro, en Beluga, y así salieron juntos al ruedo. Pero, nueva sorpresa, en ese momento el toro se fue a tablas, buscando refugio en ellas. Pese a ello, a Guillermo se vio fácil ante semejante oponente, con un aplomo y una naturalidad que conectaron de inmediato con los tendidos. Para el final, ambos regresaron al ruedo, ahora a lomos de Pirata y Barrabás. Dos cortas dejaron cada uno. La faena concluyó con un rejón letal de efectos rápidos, que posibilitó la concesión de las dos orejas del manso, en un festejo que se recordará como el de la presentación oficiosa ante el público mexicano de Guillermo Hermoso de Mendoza.
Bronca y lesión
En el lado negativo, por fortuna, las novedades fueron muy pocas, pero las hubo y todas ellas se sucedieron en el tramo final de su temporada. Así, el 23 de abril, en el Palacio de Arte de Morelia sucedió lo nunca visto en tierras mexicanas: el público, que llenó la plaza, le abroncó. Todo comenzó con salida de su primer toro, el que abrió plaza. Aunque fue el de más peso del festejo, tuvo pobre cara, escasas defensas y este hecho enojó al respetable desde su salida al ruedo. El caballero navarro, que no era culpable de la situación, continuó la lidia pero la bronca no cesó. Todo lo que hizo el estellés recibió protestas, nunca fue del gusto del público. Por ello, optó por abreviar, pero, influido por lo tenso del ambiente, no acertó a la hora de matar –dos rejones y tres pinchazos-, sonó un aviso y la bronca arreció.
Al día siguiente, la suerte continuó esquiva. En Pachuca, el cuarto toro careció de bravura, no tuvo nada dentro, sólo algún golpe de rabia como el que asestó a Duende, provocándole una dura cornada en el anca derecha; dura por lo aparatosa, si bien fue limpia y no afectó a ninguna zona comprometida.
Estos percances se englobaron dentro de una mala racha de diez tardes consecutivas abandonando las plazas mexicanas a pie y las cinco últimas sin ni siquiera haber cortado trofeos. La culpa hay que buscarla en una vieja lesión en un codo, de la que se resintió en Monterrey.
Momento en el que el toro, en la plaza de Puebla, arroyó al estellés, que intentó defenderse agarrando un pitón.
En cuanto a resultados artísticos, esa mala racha concluyó el 30 de abril, en la plaza de Puebla, en el que iba a ser, sin saberlo, el último compromiso de su temporada mexicana. En la plaza El Relicario retomó la senda del triunfo, ya que consiguió las dos orejas del segundo de su lote, trofeos que le permitieron salir a hombros. Eso sí, fue un festejo tan triunfal como accidentado. El toro que abrió plaza, cuando iba a ser descabellado, pegó un arreón y arroyó al rejoneador, que sufrió dos pitonazos, en un una rodilla y en un codo, que le obligaron a pasar a la enfermería para ser atendido de estas heridas. Se le suministraron analgésicos y antiinflamatorios para calmar el dolor y poder afrontar el último festejo de su temporada mexicana.
Este compromiso se iba a celebrar al día siguiente, 1 de mayo, en Zacatecas. El torero estellés y su cuadrilla emprendieron el viaje, pero, a medida que dejaban kilómetros atrás, el dolor en una rodilla aumentaba. Por ello, a medio camino, Hermoso de Mendoza decidió dar media vuelta y regresar, consciente de que en esas condiciones no podía montar a caballo. Tuvo que causar baja en Zacatecas. De este modo, de forma inesperada, tuvo que poner fin a su temporada mexicana.
Nata aabrazó a Hermoso de Mendoza tras brindarle su toro.
Momentos inolvidables
Pero no todo fueron sinsabores. También hubo momentos muy especiales, inolvidables. Por ejemplo, el vivido el 16 de abril en Ciudad Lerdo, localidad donde se presentó. Allí, en el callejón de esa plaza de toros se volvieron a ver. Los recuerdos se sucedieron y las emociones, también. Nueve años después, volvían a compartir cartel. El milagro se había consumado. A los dos les vino a la memoria una fecha fatídica -el 24 de febrero de 2007- y un escenario, la plaza de toros de Villahermosa, en el estado de Tabasco. Aquella tarde el diestro mexicano Jorge Mata sufrió una cornada gravísima en la pierna derecha, que le partió las venas femoral, safena e iliaca. Tras este percance, el primero en llegar al herido fue Pablo Hermoso de Mendoza, quien le taponó el boquete y le hizo un torniquete con su corbatín. Segundos después, cargó con él y lo llevó hasta la ambulancia. Mata llegó al hospital clínicamente muerto. Había perdido cinco litros de sangre. Fue despertado tres días después. “Creo que el haber cogido la segunda ambulancia, que estaba lista para salir, el tapón que me hizo el maestro Pablo Hermoso con su mano y la bendición de Dios es por lo que ahorita estoy aquí”, recordaba el año pasado este matador de toros.
Pero esa cornada le dejó secuelas. Los problemas, sobre todo de circulación en esa pierna, se multiplicaron, tanto que hace dos años no quedó otro remedio que amputar la pierna derecha, por debajo de la rodilla. Por ello, Mata vio cumplido otro sueño el sábado pasado, ya que logró volver a torear en público; eso sí, con mucho mayor mérito, pues lo hizo con una prótesis, la que sustituye a su pierna derecha. Vestido de corto, lidió un novillo de De Santiago, al que le cortó una oreja. Este ejemplar se lo brindó, muy emocionado, con las lágrimas inundando sus ojos y ante la presencia de sus dos hijos, Diego Antonio y Jorge Andrés, al torero navarro. Y ambos se fundieron en un tan sincero abrazo que siempre recordarán.
Como no olvidará su actuación del 21 de marzo en la Monumental de México, tarde en la que consiguió cortar un rabo, y nada menos que ante 45.000 personas. Lo consiguió del segundo de su lote, quinto del festejo, un noble toro, llamado Tejocote, marcado con el número 54, de 504 kilos y de la ganadería Los Encinos.
Fue el cuarto rabo de su trayectoria profesional que conseguía en esta importantísima plaza, lo que le convirtió en el torero europeo que más rabos ha conseguido cortar en la Monumental de México, por delante de Niño de la Capea, con tres, y de Manolete, Enrique Ponce y El Juli, con dos.
El jinete estellés alcanzó en Puebla las 1.500 puertas grandes de su profesión.
Y, por último, sin saberlo, sin ser consciente de ello, la actuación que protagonizó el 30 de abril en Puebla tuvo asimismo su faceta histórica. Pese a lo accidentado –sufrió dos pitonazos-, consiguió cortar las dos orejas del segundo de su lote, triunfo que le permitía salir a hombros. Y así lo hizo, sin percatarse que era la puerta grande 1.500 de su profesión, algo que muy pocos han logrado, muy pocos; quizá sólo él, y algún otro maestro del toreo.
Su campaña mexicana en cifras.
Número total de actuaciones: 47.
Puertas grandes logradas: 26.
Festejos sin trofeos: 15.
Toros lidiados: 96.
Toros desorejados: 26.
Toros de una oreja: 20.
Toros sin trofeos: 50.
Orejas cortadas: 70.
Rabos logrados: 06.
Caballos utilizados: 19.
Caballos debutantes: 06.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX