Escasos corredores ante los utreros de Pérez Villena. Fotografía: Javier Sesma.
Protesta de un grupo de recortadores, que reclamaron más seguridad en la plaza de toros.
Sin atenciones médicas y con protesta. Así se desarrolló el encierro matutino de ayer en Sangüesa, con cuatro novillos de la ganadería de Pérez Villena, de Zarzalejo (Madrid). Un grupo de recortadores habituales de Sangüesa reclamó antes del inicio de la carrera, con una pancarta y a viva voz, “seguridad en la plaza” ante una serie de “problemas con la apertura indeseada y peligrosa de puertas durante las sueltas de vaquillas”.
El encierro, ya en el sexto día de las fiestas, concitó a muy escaso público y corredores a diferencia de otros celebrados días atrás, que al ser de toros atraían además a abundantes aficionados de localidades cercanas.
Sólo cuatro novillos lo corrieron, los que serían lidiados por la tarde en la plaza. Al último tramo de la carrera llegaron tres por delante, uno de ellos lanzando derrotes al vallado de la margen izquierda, y el cuarto novillo venía solo a escasos metros. Tras todos ellos corrían ya los cabestros.
Según destacó Juan Carlos Oiza, portavoz del grupo de pastores, el encierro se corrió “a una buena velocidad”, lo que permitió que se vieran “buenas carreras”. “Al principio iban los animales agrupados, pero luego se han ido estirando”, indicó, además de destacar el “notable descenso de gente”.
Uno de los corredores, Ander Blanco, sangüesino de 19 años, consideró por su parte que “los toros iban por delante, alguno lanzando derrotes, pero se podía correr bien”. Cruz Roja, con 18 voluntarios de Sangüesa, Pamplona y Burlada, y 2 ambulancias, no practicó atenciones.
Información de Aser Vidondo para Diario de Navarra.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX