En un festival sin picar, el diestro navarro se lució ante un novillo de procedencia Núñez. Imágenes.
En estos tiempos tan difíciles para el mundo del toreo, el matador de toros navarro Javier Antón consiguió ayer torear, que no es poco. No lo hizo vestido de luces pero sí de corto, en la plaza conquense de Las Mesas, donde consiguió triunfar rotundamente.
Alternó con el rejoneador Víctor Losa (silencio) y con María del Mar Santos (oreja), Daniel de la Fuente (dos orejas y rabo), Mario Arruza (oreja), Alejandro Peñaranda (dos orejas) y Manuel Caballero (oreja).
Estaban anunciados erales de Pedro Miota, que era el empresario del festejo, pero finalmente se lidiaron de varias ganaderías. A Antón, que fue el primero en torear a pie, le correspondió un eral avanzado, casi utrero, de Carlos Núñez, con el hierro recuperado de la R, de Rincón; un ejemplar que, sin ser malo, resultó muy reservón y le costó repetir la embestida.
Ante esta situación, el diestro de Murchante construyó una faena con pases de uno en uno, buscando una buena colocación, y al final se ciñó con el novillo y le sacó un par de tandas más ligadas, aprovechando la marcada querencia a tablas. Mató de una estocada entera y el novillo cayó con rapidez, lo que provocó la petición de dos orejas, que el palco co ncedió.