Hermoso en Tlaquepaque toreando con ‘Berlín’, caballo que debutó en el tercio de banderillas.
Bajo una pertinaz y ligera lluvia, consiguió las dos orejas del segundo de su lote, de la ganadería San Pablo.
Ganado: Tres novillos y dos toros para rejones, segundo y cuarto, de San Pablo, de juego dispar.
Toreros: Carlos Casanueva (palmas), Pablo Hermoso de Mendoza (ovación y dos orejas) y Mónica Serrano (silencio y pitos).
Lugar y fecha: plaza de toros El Centenario de Tlaquepaque, estado de Jalisco (México). 19 de marzo.
Incidencias: Lleno. Festejo nocturno y benéfico. El caballero navarro salió a hombros.
Tras tres suspensiones consecutivas por las fuertes lluvias caídas –en San Miguel Allende, Moroleón y Jiquilpán, Pablo Hermoso de Mendoza pudo por fin volver a torear en México. Lo hizo el jueves pasado en la plaza El Centenario de Tlaquepaque, en un festejo condicionado por la continua y fina lluvia, y por un ruedo de pequeñas dimensiones, además, mojado.
Pese a estas adversidades, lució su perfecto manejo de las cabalgaduras, consiguió triunfar y rubricó su quinta puerta grande consecutiva en tierras mexicanas.
Ante su primero, pudo cortar trofeos pero la falta de acierto con el rejón letal se lo impidió. Lo recibió con el tordo Chacmat, que muy pronto lo llevó embebido en su cola. El toro fue algo a más en banderillas, lo que permitió a Disparate torear templado de costado y hacer vibrar con hermosinas y remates. El público seguía con interés la faena y vibró con la intervención de Viriato, con su toreo en redondo de mínimas distancias. El tordo picazo dio paso a Pirata, con el que el estellés dejó las cortas sin respiro y un rejonazo, que vino precedido de un pinchazo, lo que impidió la concesión de algún trofeo.
Hermoso de Mendoza se sacó la espina frente al segundo de su lote, cuarto de la noche, un toro que, de salida, hizo albergar muchas esperanzas pero que después desarrolló genio y comenzó pronto a defenderse por alto. Tras recibirlo con Churumay, el jinete navarro optó por utilizar por primera vez en banderillas a Berlín, que mostró sitio y valor, y superó con creces la prueba. Después, Dalí siguió conectando con los tendidos con su manera de buscar la cara del toro, sus cites y sus piruetas, que pusieron la plaza al rojo vivo. Por último, Pirata protagonizó un emotivo tercio final, con tres cortas de mucho riesgo, un soberbio par a dos manos y un rejonazo fulminante, que posibilitó la concesión del doble trofeo. Así cerró el maestro su tercera actuación en El Centenario de Tlaquepaque, plaza de la que siempre ha salido a hombros.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX