El novillero pamplonés ha comenzado a prepararse para una temporada en la que espera que se le tenga en cuenta en las plazas navarras.
Francisco Expósito protagonizó el sábado pasado, posiblemente, el que fue el primer tentadero en Navarra de este recién comenzado año. El escenario fue la finca lodosana El Ontanal, donde se crían las reses bravas de José Antonio Baigorri.
Este ganadero posee dos hierros: el de Ganadería de Pincha, que engloba el ganado de procedencia Domecq destinado a la lidia en plazas de toros (dicen las ‘buenas’ lenguas que seis utreros de este hierro compondrán la novillada pamplonesa del 5 de julio), y el de El Tolco, de origen Puerto de San Lorenzo y destinado a las calles, a los festejos populares.
El novillero pamplonés se las vio con dos eralas de este último hierro y lo mismo hizo el también Abel Robles, novillero catalán, natural de Gerona, que convenció más ante la cuarta que frente a la segunda erala. Por su parte, El Luri dejó clara muestra de su buena evolución. La suerte de varas corrió a cargo de Jorge Martínez “Ramitos”, varilarguero riojano que cumplió con oficio su cometido.
El ganado no tuvo la misma clase que el del otro hierro pero se dejó hacer, y mucho. Algo brusco de salida, cumplió en el peto. En la muleta, aunque le faltó humillar más, tuvo nobleza, careció de malas ideas, embistió con fijeza y por su duración permitió faenas largas.
Expósito disfrutó de la tienta. Trazó frente a las dos de su lote numerosas series de muletazos, mandonas, templadas y con quietud, por ambos pitones, con la buena disposición y el gusto que caracteriza su toreo. Fue una buena prueba, posiblemente el primer tentadero del año en Navarra, para un novillero que sigue pidiendo oportunidades en la plazas de su tierra.