
Pablo, Eduardo y José Luis Lozano el día que fueron homenajeados en Las Ventas.
Titular del hierro de Alcurrucén, en Navarra toreó el 25 de julio de 1955, una tarde en la que no le acompañó la suerte en la plaza de Tudela.
Pablo Lozano, don Pablo, ha fallecido a los 88 años de edad. Quien fuera la Muleta de Castilla ha muerto como consecuencia del coronavirus. Con él se va parte de la historia del toreo desde mediados del pasado siglo. Nacido en la localidad toledana de Alameda de la Sagra el 29 de agosto de 1932, tomó la alternativa el 25 de septiembre de 1951 en Barcelona, teniendo como padrino a Luis Miguel Dominguín y de testigos a Manolo González y José María Martorell. Aquella tarde se lidiaron toros de Samuel Flores y Atanasio Fernández.
Al año siguiente, 1952, confirmó la alternativa en Madrid el 18 de mayo, de manos de Antonio Bienvenida y Paco Muñoz, de testigo, ante toros de José Ignacio Vázquez. Uno de sus mayores éxitos tuvo lugar el 14 de julio de 1957 cuando toreó como único espada en la plaza de toros de Madrid en la corrida del Montepío de Toreros.
Junto a sus hermanos, especialmente con José Luis y Eduardo, tuvo una importante trayectoria como apoderado de grandes figuras. Por sus manos y sus conocimientos pasaron toreros de la talla de Palomo Linares, Curro Romero, Manuel Benítez ‘El Cordobés’, Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’, César Rincón, José María Manzanares, padre e hijo, Manuel Caballero, Vicente Barrera, El Juli, Sebastián Castella y Eugenio de Mora.
Durante su vida también puso su sabiduría al servicio del toro, llevando las riendas de la ganadería de Alcurrucén, a la que convirtieron en una de las más señeras del campo bravo, además de los otros dos hierros de la casa: Lozano Hermanos y El Cortijillo.
Como empresario su carrera también estuvo llena de éxitos. Especialmente en Madrid, plaza que gestionaron con brillantez entre 1990 y 2004. Su gestión como empresario de la plaza más importante del mundo la trasladó a América durante cerca de veinte años en los que, con sus hermanos, dirigieron cosos como Bogotá, Medellín o Quito. Descanse en paz.
Una tarde en Navarra
Pablo Lozano no toreó nunca en plaza de Pamplona, pero sí lo hizo en la de Tudela. Fue en la festividad de Santiago de un ya lejano 1955. Hizo el paseíllo con Joselito Torres y Victoriano Posada, que se repartieron dos orejas. Todos ellos lidiaron seis toros de Molero, de Valladolid.
Lozano protagonizó una tarde pésima y sus dos actuaciones, frente al primero y al cuarto, se saldaron con broncas del público.