El matador de toros sevillano y el novillero pamplonés intervinieron recientemente en un tentadero en la finca El Orfanato, en Olite.
El matador de toros Esaú Fernández y el novillero Francisco Expósito se dieron cita recientemente en Olite para intervenir en un tentadero de Hermanas Azcona, en la finca El Orfanato. Ambos iban a poner a prueba la bravura de dos eralas y de un novillo, derrengado de las patas, que iba a ir al matadero. La suerte de varas corrió a cargo del tudelano Juan Manuel Sangüesa, que cumplió su cometido con acierto y profesionalidad.
Según Félix Azcona, padre de las ganaderas, las vacas no convencieron y no pudieron ser aprobadas, aunque sirvieron para el toreo de ambos espadas.
Sin embargo, el novillo, pese al problema citado en las patas, fue bravo, noble, embistió con clase y aguantó una larga faena, primero de Esaú Fernández, que dejó muestra del buen momento que atraviesa, y después de Francisco Expósito, que ejecutó toreo caro por ambos pitones. Según la misma fuente, fue tal la entrega del eral que, pese a que iba a ir al matadero, murió en la finca dos días después.