EL NOVILLERO MIGUEL CUARTERO TENTÓ UN NOVILLO DE MACUA EN LARRAGA

Natural de Miguel Cuarteo durante la tienta de un novillo en Larraga. Fotografía: Galdona.

Natural de Miguel Cuarteo durante la tienta de un novillo en Larraga. Fotografía: Galdona.

La plaza raguesa acogió la XIV edición del Día de la Vaca Brava, en la que también intervino el grupo de recortes Ruedo Arte.

Un año más, y ya suman catore, Larraga volvió a hacer gala de su gusto por el mundo taurino en una nueva edición del Día de la Vaca Brava. En esta ocasión, fueron cinco vacas y un novillo de la ganadería Ángel Macua los que participaron en la exhibición que llevó a cabo el grupo Ruedo Arte. Alrededor de seiscientos vecinos fueron los que se dieron cita en la Plaza de los Fueros de la localidad, donde se celebró el espectáculo.

A las seis en punto de la tarde, tras un pasodoble de la charanga Alegría Raguesa, cinco valientes, procedentes de Madrid, La Rioja y Castellón, se enfrentaron por primera vez al ruedo de Larraga. José Manuel González Nieto, más conocido como Poca, Jaume Orenga Burguete, Francisco Murillo Peña, Paquito, Eduardo Perdes Montenegro y Pedro De la Peña Herranz llevaron a cabo toda una serie de recortes, saltos y otras proezas que fueron alabadas por los ragueses y demás visitantes. Junto a ellos también viajaron Ignacio López Caubilla, que ejerció como speaker y Diego Reina Mateo, que se centró en la organización del evento.

López explicó que el grupo surgió hace 12 años. Desde entonces, han llevado a cabo diferentes giras. “Viajamos de punta a punta de España. En verano podemos llegar a contar con 70 fechas distintas. Pero a veces viajamos también a Francia”, dijo.

El entrenamiento al que se someten los recortadores es fundamental, tal y como señaló López. “Durante el verano, debido a la gran actividad a la que se ven sometidos, no es tan necesario como en los meses de invierno”, dijo. Así, con la llegada del frío el grupo Ruedo Arte practica sus saltos allá donde puede, sobre todo en polideportivos. “A veces, si hay suerte, algún ganadero nos deja hacer uso de su finca”, añadió.

Respecto a la plaza de Larraga, López se mostró entusiasta. “Es más familiar, estamos acostumbrados a realizar exhibiciones en lugares repletos de gente, en los que la presión es mayor, como la plaza de Logroño, con capacidad para 11.000 espectadores, y la de Pamplona, con un aforo de 19.000 personas”, dijo. No obstante, reconoció que Larraga entrañaba gran dificultad: “Al ser más pequeña, el público se encuentra mucho más cerca”, señaló.

Tienta de un novillo

El plato fuerte del Día de la Vaca Brava comenzó con la suelta de un novillo para su tienta. Miguel Cuartero Oliveros, natural de Figueruelas (Zaragoza) de 25 años, fue el torero encargado de demostrar al público las capacidades del animal. Su trayectoria como torero comenzó en 2006, y desde entonces ha toreado en las grandes plazas de toros de Madrid, Sevilla y Zaragoza.

Respecto a la tienta, explicó que ésta le sirve de preparación de cara a las novilladas. “Es importante estar en contacto continuo con el animal”, dijo. Cuartero realizó una exhibición de tienta de 20 minutos frente a un novillo que fue criticado desde el público por su tamaño. ¡Poco miedo a ese toro!, fue el comentario de uno de los espectadores de ayer.

Espectáculo de recortes

La ganadería de Ángel Macua, conmedio siglo de historia, volvió ayera Larraga para participar en la jornadade la Vaca Brava, puesto queen los dos últimos años fueron lasreses de Alicia Urriza quienes participaronen el evento.

Un momento de la exhibición de recortes del grupo Ruedo Arte. Fotografía: Galdona.

Un momento de la exhibición de recortes del grupo Ruedo Arte. Fotografía: Galdona.

Los animales demostraron bravura, aunque ésta fue decayendo progresivamente. Las dos primeras vacas toparon con el vallado en un par de ocasiones, pero apenas se produjeron sobresaltos. Cada animal permaneció en el ruedo por espacio de diez minutos, aproximadamente.

El espectáculo comenzó con una serie de recortes y quiebros. Poca recibía a la vaca completamente quieto, causando la admiración de buena parte de los presentes, que estalló en un sonoro aplauso.

Por su parte, De la Peña se vio en algún apuro, aunque finalmente alcanzó sin problemas el vallado. A continuación, durante la segunda vaquilla, Orenga y Poca demostraron su habilidad a la hora de colocar anillas en las astas de la res. El animal cayó al suelo en alguna ocasión, y Orenga completó su objetivo con dificultad.

En tercer lugar llegó el turno de los saltos, que arrancó multitud de aplausos espontáneos por parte de la plaza. Perdes y Murillo protagonizaron diversos saltos mortales y un salto del ángel conjunto, entre otras cosas. Por su parte, Poca saltó en diversas ocasiones por encima de la vaca con ayuda de una pértiga, una modalidad conocida como salto con garrocha.

Posteriormente tuvo lugar el número de Don Tacredo. Perdes, que hizo las veces de showman, y Herranz se colocaron sobre sendos montículos de madera mientras sus compañeros citaban a la vaca, de manera que ésta emprendió varias carreras atravesando el espacio situado entre ambos. Poco a poco, fueron estrechando la distancia, con lo que las posibilidades de sufrir una cogida aumentaron considerablemente. De hecho, Herranz tuvo que emprender una rápida huida hacia el vallado. En una de las ocasiones, colocaron los cubículos tan próximos que era posible colocar un pie en cada uno. Así, protagonizaron lo que se conoce como puente, que tal y como su propio nombre indica, consiste en que la vaca pase por debajo, lográndolo hasta en tres ocasiones distintas.

Poca fue el encargado del quinto número, en el que llevó a cabo una imitación de la pega de los forcados portugueses. Así, encajó su cuerpo entre las astas de la vaca y se mantuvo agarrado a ella durante varios segundos, hasta que sus compañeros le ayudaron a soltarse del animal.

Información de Maite Baigorri para Diario de Navarra.

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