Los dos novilleros y el mayoral salen a hombros en la plaza de Estella.
Nabil ‘El Moro’ y Bruno Martínez han salido a hombros tras repartirse seis orejas de una buena novillada de Hermanas Azcona. Reportaje fotográfico: Alberto Arelizalde.
Ganado: Cuatro erales de Hermanas Azcona, bien presentados, de buen juego, con nobleza y clase, salvo el complicado segundo, y no sobrados de fuerzas; el tercero ha sido premiado con la vuelta al ruedo.
Novilleros: Bruno Martínez (oreja y dos orejas) y Nabil ‘El Moro’ (oreja y dos orejas).
Incidencias: Un tercio de plaza. Martínez, que ha debutado vestido de luces, Nabil y el mayoral de la ganadería han salido a hombros.
Buena tarde de toreo la vivida en Estella, por la materia prima y la mano de obra. Y eso que el festejo ha comenzado con un error. Alguien se ha equivocado en toriles y el primero en pisar el ruedo ha sido el colorado Agualimpia, número 7, programado como cuarto. Por ello, ha abierto la tarde Bruno Martínez, que ha vestido de luces por primera vez, concretamente de verde botella y oro.
Ha sido un buen novillo, que ha tenido clase, generoso recorrido y duración. Lo ha recibido con un puñado de verónicas. Seguidamente, Nabil se ha lucido en un quite. En el último tercio, el joven pamplonés ha realizado una faena templada, por ambos pitones, pudiéndole al eral. Un pinchazo previo a la estocada ha reducido el premio a una oreja.
Su segundo, el negro Duque, que se ha lidiado en tercer lugar, ha tenido asimismo buena condición, ha atesorado mucha calidad aunque ha andado escaso de fuerzas. Por ello, Martínez lo ha toreado a media altura, sin exigirle mucho. El eral le ha permitido colocarse por ambos lados y ha ido a más. Lo ha toreado con mando y temple, dándole tiempos. Ha terminado con una estocada, de la que el novillo ha rodado sin puntilla. Dos orejas y generosa vuelta al ruedo al muy buen novillo olitense.
Vestido de azul celeste y oro, Nabil ‘El Moro’, por su parte, ha protagonizado también una estupenda actuación, y eso que su primero, el negro Granadino, número 17, ha resultado complicado, sobre todo por el izquierdo, y le ha faltado humillar más. Pese a ello, lo ha ido metiendo en la muleta por ambos pitones. Tras unas manoletinas, ha matado de pinchazo, estocada y descabello, y ha sido premiado con una oreja.
El cuarto, Palaciego, castaño, número 34, ha derrochado calidad. Lo ha recibido con dos largas cambiadas y lo ha parado con mecidas verónicas. Ya con la muleta, y después de un inicio de faena genuflexo, lo ha toreado a gusto por buenos derechazos y naturales, algunos de lujo. Ha terminado su labor con unos doblones y una estocada de efectos rápidos que ha permitido la concesión de las dos orejas del magnífico novillo.
Al final, salida triunfal a hombros de las dos promesas pamplonesas junto al mayoral de la ganadería.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX