DAVID GALVÁN Y UN TORO DE GALACHE, LO MÁS DESTACABLE EN SANGÜESA

David Galván, al natural. Fotografía: Mariano Pascal.

David Galván, al natural. Fotografía: Mariano Pascal.

El diestro gaditano y Alberto López Simón se repartieron dos orejas, mientras que Oliva Soto se fue de vacío.

Ganado: Tres toros de Francisco Galache, primero, segundo y sexto, de encaste Vega Villar y otros tres de Salustiano Galache, de procedencia Urcola, bien presentados en conjunto, astifinos, de buen juego el primero y el segundo; el quinto fue aplaudido de salida.

Toreros: Oliva Soto (saludos y silencio), David Galván (oreja tras aviso y silencio tras aviso) y López Simón (oreja tras un aviso y palmas).

Presidencia: A cargo de Agustín Alonso de Mur, asesorado por Francisco Gómez y Agurtzane Jiménez, desempeñó su labor correctamente.

Incidencias: Tres cuartos de entrada en tarde muy agradable. David Galván y López Simón realizaron el paseíllo desmonterados.

La plaza de Sangüesa es una encrucijada de caminos. En lo urbanístico lo ha sido siempre. Ayer también fue en lo taurino: se lidió una ganadería que antaño, en los sesenta, era disputada por las figuras (les llamaban los “guirlaches”) y que hogaño se encuentra en el grupo de los llamados “encastes minoritarios”. Frente a ella se midieron tres toreros donde unos iban de ida y otros de vuelta.

Se anunciaba una corrida de Galache, con sus dos hierros: por un lado los toros Vega Villar y su característica pinta berrenda y por otro los de origen Urcola. En la arena, el juego de ambos encastes fue absolutamente distinto: buenos los berrendos, geniudos y desrrazados los Salustiano.

Y como en toda encrucijada, hubo un punto exacto donde se encontraron los caminos: el gaditano David Galván muleteó firme y con clase a un noble y astifino toro de Galache que hacía segundo de nombre Gaditano. Resultó el momento más emotivo de la tarde: Galván toreaba con los vuelos de la muleta al toro berrendo, mientras la banda de Sangüesa se lucía con el pasodoble “Corazón Gitano”.

Los derechazos salían limpios, más aún los naturales. Cuando tocó atacar al toro, el matador de San Fernando optó por las trenzas de Ojeda. Los toros de Galache parecían reverdecer laureles. Galván ejecutaba una exhibición de actitud y quietud. Mostraba una proyección cuyo camino pasa por las grandes ferias. Ése camino que ya ha recorrido más de un torero desde la plaza de Sangüesa hasta la puerta grande de Las Ventas.

Pero tocó entrar a matar y al matador le costó pasar. Tras un pinchazo cortó una oreja y otra que hubiese cortado en el quinto de no haber ejercido de pinchaúvas. Aunque ahí, la película fue de distinto género porque el toro no daba para lucirse.

López Simón también cortó una oreja, que también pudo haber sido mayor trofeo. Al de origen Urcola que hacía tercero, lo consiguió templar con su personal estilo de compás cerrado y pies juntos. Cuando se pasó de metraje en la faena, bajó el interés. Con el sexto, volvió a hacer un esfuerzo que no supo culminar con el estoque.

Quien se encuentra en viaje de vuelta es Alfonso Oliva Soto. El matador de Camas, que intentó lucirse con el capote en el primer toro, se hizo acompañar de una cuadrilla poco profesional que terminó enfadando al público: no supieron poner un solo par de banderillas e incluso una de ellas la clavaron ¡en el crotal del toro! Un tragicómico esperpento.

Informacíón de Mariano Pascal para Diario de Navarra.

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