CORNEADOS PADRE E HIJO EN EL ENCIERRO DE CIUDAD RODRIGO

Un momento del encierro de ayer en Ciudad Rodrigo.

Un momento del encierro de ayer en Ciudad Rodrigo.

Dos de los astados lograron traspasar la malla protectora e hirieron a esas dos personas.

Un padre y su hijo resultaron corneados ayer, con heridas de gravedad, en el encierro a caballo celebrado en Ciudad Rodrigo (Salamanca), en el que los toros rompieron la malla de seguridad, y dos se escaparon y accedieron al recinto donde estaban los aficionados, creando escenas de pánico.

El encierro fue protagonizado por seis toros de la ganadería sevillana de Aguadulce y los momentos más trágicos ocurrieron al final del recorrido de campo, donde estaba prohibido el acceso de los corredores de a pie.

Sin embargo, un grupo de personas se coló entre los caballos y desde la malla de protección citó a los toros, que la emprendieron contra esas vallas y acabaron derribándolas, corneando, además, a los que estaban subidos en ellas.

A consecuencia de ello, J.B., septuagenario, y su hijo, M.A.B., mayor de edad, y ambos de Ciudad Rodrigo, resultaron gravemente corneados por sendos astados.

En ese momento, el pánico se adueñó de decenas de aficionados que se agolpaban en el entorno al que accedieron los toros y donde estaban también efectivos de Cruz Roja y Guardia Civil, que también tuvieron que huir.

Aún así, algunos mozos accedieron hasta el lugar donde estaban los dos heridos y lograron coger al padre y al hijo para llevarlos hasta la ambulancia de Cruz Roja, que estaba a unos cincuenta metros. Los dos fueron intervenidos en la enfermería de la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo.

Ambos presentaban varias cornadas en las piernas e, incluso, a uno de ellos le tuvieron que extraer astillas del pitón del toro.

El hijo, tras dos horas de intervención, fue derivado al Complejo Hospitalario de Salamanca por una UVI móvil de Cruz Roja, y su padre, tras ser intervenido y estabilizado, también fue trasladado al mismo centro sanitario.

Tras el siniestro, los toros fueron llegando poco a poco hasta la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo ante la presencia de miles de aficionados.

Ello merced al trabajo de corredores y caballistas, que lograron llevar a los toros escapados hasta el recorrido y, más tarde, hasta la Plaza Mayor, convertida estos días en coso taurino.

En la posterior capea, celebrada con estos mismos toros, resultaron corneados dos mozos que también tuvieron que pasar por la enfermería.

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