BUENAS MANERAS DE JESÚS MARTÍNEZ EN LA SEGUNDA DE SAN ADRIÁN

Jesús Martinez al natural en el cuarto de la tarde. Fotografía: Isabel Virumbrales.

Jesús Martinez al natural en el cuarto de la tarde. Fotografía: Isabel Virumbrales.

El cuarto novillo navarro de Santafé Martón fue premiado con la vuelta al ruedo.

Ganado: Cuatro erales de Santafé Martón, bien presentados, un puntito mansos y nobles. El tercero, muy ofensivo por delante, resultó ovacionado en el arrastre. El cuarto, premiado con la vuelta al ruedo.

Novilleros. Jesús Martínez: silencio, oreja y vuelta tras petición en el cuarto, que lidió por su compañero. Ignacio Olmos: saludos en el único que estoqueó.

Presidencia: a cargo de Jesús Sola asesorado por Santiago Sáez y David Navarro, cumplió su cometido de forma correcta.

Incidencias: Tres cuartos largos de entrada. Olmos resultó volteado al entrar a matar al segundo y fue trasladado a la Fundación Hospital de Calahorra con un puntazo en el ano y fuertes dolores en la zona lumbar.

El novillero Jesús Martínez mostró ganas de hacer las cosas bien y un concepto clásico del toreo en los tres erales que tuvo que estoquear. En el primero de la tarde, un bonito ejemplar de nombre Tonadillero, recibió a la verónica, con el compás abierto y replicó a su compañero, Ignacio Olmos, en un quite por verónicas de mano baja y riñones encajados. En banderillas no tuvo muy buena lidia el de Martón, que puso en algún aprieto a la cuadrilla de Martínez. Tras brindar al público, comenzó la faena doblándose por abajo para sacárselo a los medios y fundamentar la faena sobre el pitón izquierdo. Muchos muletazos y varios enganchones hacían que el noble Tonadillero protestase en los finales. La colocación y el acople llegaron al final de la faena y ahí fue cuando verdaderamente se gustó el manchego. Pero faltó conexión con el público, que silenció su actuación tras la suerte suprema.

En el tercero de la tarde se le vio más pausado. Ya con el capote toreó más reposado y con las zapatillas hundidas en el albero. Gabriel Pericás, el sobresaliente, hizo un quite por verónicas de poco brillo. Con la pañosa hacía falta mando y serenidad ante un verdadero galán. Poco a poco, Martínez lo fue consiguiendo y cuando encontró el sitio llegaron los mejores pasajes. Faltó adelantar la muleta que en ocasiones se quedaba retrasada. Le costó cuadrar al eral para la suerte suprema, pero cuando lo hizo le recetó una estocada que bien valía una oreja. El de Martón cayó rodado, los tendidos se inundaron de pañuelos y finalmente, Jesús Martínez paseó el apéndice.

Martínez tuvo que lidiar el cuarto y último de la tarde, un novillo que desarrolló mucho fondo, con calidad en la muleta y que fue premiado con la vuelta al ruedo. El manchego estuvo más confiado y más torero, aunque con las carencias lógicas de un novillero. Con todo y con eso, la juventud se suplió con disposición y valor. En la muleta intentó el toreo fundamental por ambos pitones, dejando algún natural de trazo largo. Falló a espadas y el eral tardó en caer. A pesar de haber escuchado un recado de la presidencia, dio una vuelta al ruedo después de que un sector del público pidiera la oreja.

Ignacio Olmos no se sintió recibiendo a su primero, segundo de la tarde, con el capote. Su cuadrilla tampoco estuvo muy acertada en la lidia. Pero Olmos anduvo muy inteligente en el inicio de faena, doblándose por abajo para atemperar la embestida un tanto bronca del animal. Se mostró resolutivo dejando que el eral tomase aire entre tanda y tanda. Bajó la mano al natural y corrió el brazo ante el encastado segundo. Resultó cogido al hacer la cruz. Esperó a que callera el ejemplar. Con evidentes gestos de dolor y tras un silencio, lo trasladaron a la Fundación Hospital de Calahorra.

Información de Isabel Virumbrales para Diario de Navarra.

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