ANA ROMERO Y EL GADITANO PACHECO ‘REVOLUCIONAN’ LA FERIA DE PERALTA

El gaditano Pacheco pasea en triunfo las dos orejas del tercero de Ana Romero.

El gaditano Pacheco pasea en triunfo las dos orejas del tercero de Ana Romero.

La encastada novillada proporcionó un triunfo de tres orejas al novillero de La Línea de la Concepción.

Ganado: Seis utreros Ana Romero, bien presentados, nobles y encastados en conjunto, con tres –primero, cuarto y sexto- ovacionados en el arrastre y uno, el tercero, Marinerito, número 64, premiado con la vuelta al ruedo.

Novilleros: Leo Valadez (saludos tras dos avisos y silencio), Javier Moreno ‘Lagartijo’ (silencio tras aviso y silencio) y Miguel Ángel Pacheco (dos orejas y oreja).

Incidencias: Media plaza. Tarde agradable. Daniel Sánchez saludó montera en mano tras banderillear al tercero y Javier Cerrato hizo lo mismo después de parear al sexto. Al finalizar el festejo, el mayoral acompañó a Pacheco en la vuelta al ruedo.

La última de feria arrojó dos claros triunfadores. Por un lado, la ganadería, Ana Romero, que, con su nobleza y casta, mantuvo el prestigio que ha adquirido. Por otro, el novillero gaditano Miguel Ángel Pacheco, que salió a hombros después de haber conseguido cortar tres orejas.

Dos de ellas se las cortó a su primero, al tercero, un utrero que empujó en el caballo. En la muleta, Pacheco le dio sitio y ejecutó así tres series de derechazos, que, aunque algo despegadas, conectaron con los tendidos. Después, se sucedieron dos tandas de naturales ante un ejemplar que siempre fue a más. Tras unos adornos, mató una estocada arriba y fue premiada su labor con las dos orejas del bravo novillo, del cárdeno Marinerito, que fue premiado con la póstuma vuelta al ruedo.

Y no conforme con el triunfo logrado, el de La Línea salió frente al sexto a por más, algo que ya se pudo entender en el recibo de capote. El utrero se empleó en el caballo. En la muleta, fue otro gran novillo, encastado, que todo lo quería por abajo. El joven andaluz estuvo por debajo de él. Su faena se sustentó en la diestra, pero no se le pudo ver al natural. Mató de una estocada tendida y cobró una oreja. El novillo recibió una gran ovación en el arrastre.

Respecto al resto del festejo, Leo Valadez contó con otro muy buen lote pero falló estrepitosamente en la suerte suprema. Se le vio con oficio ante el encastado que abrió plaza, pero mató de cinco pinchazos y siete descabellos, que dieron paso a dos avisos. Y lo mismo le ocurrió frente al noble cuarto: muy mal con los aceros. Al final, saludos y silencio para el novillero y sendas ovaciones para los novillos.

Por último, Lagartijo se encontró en primer lugar con un novillo más chico pero con gran codicia. Realizó una faena aseada, ejecutada sobre todo por el pitón izquierdo. Mató mal, sonó un aviso y recibió el silencio de los tendidos.

El quinto no estuvo tan bien presentado. Recibió un duro castigo en el peto, que acusó luego en el último tercio. El novillero no lo quiso ni ver, no se acopló en ningún momento. Terminó con un pinchazo y un bajonazo, y el público volvió a guardar silencio.

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