48 TONELADAS DE ARENA DE MIRANDA DE EBRO PARA EL RUEDO PAMPLONÉS

Una máquina trabaja en la retirada de la arena extendida hace un año en la plaza de toros. Fotografía: Calleja.

Una máquina trabaja en la retirada de la arena extendida hace un año en la plaza de toros. Fotografía: Calleja.

La plaza de toros de la capital navarra renueva cada año el piso para ofrecer en las mejores condiciones los diez festejos del abono y los matinales

A punto de pisar el último peldaño de la escalera, Pamplona ultima todos los detalles para recibir a San Fermín. Mientras los pamploneses planchan la ropa blanca y el pañuelico, muchas de las calles y edificios de la ciudad se visten de gala. Entre ellos se encuentra la plaza de toros, que ya luce de estreno con un manto de 48 toneladas de arena dorada recién esparcida sobre el ruedo.

Para que el manto quede bien extendido, varias máquinas y operarios de la empresa Iruña Medio Ambiente trabajan desde ayer para retirar la arena de la Feria pasada y reemplazarla por la nueva. Este trabajo se desarrolla todos los años bajo la atenta mirada del conserje Mariano de la Iglesia Peña, responsable de mantener la plaza en buenas condiciones y encargado de renovar la arena antes de las fiestas desde hace más de veinte años. Este proceso “complejo, delicado y costoso”, según lo califica De la Iglesia, comienza a principios de mayo con una llamada a la empresa que trae el material desde Miranda de Ebro (Burgos), lugar de origen de la arena del coso pamplonés desde hace al menos cuarenta años. “Ha dado siempre buen resultado y tiene el tono dorado característico del albero pero mancha menos, filtra mejor el agua y no embarra tanto”, destaca el conserje.

A mediados de mayo se descarga la arena nueva en la zona del patio de caballos. Normalmente, como este año, se traen tres camiones con unas 16 toneladas cada uno, pero hay años en los que se pide más para reponer la reserva, pues “en San Fermín, todos los días se gasta algo”, dice De la Iglesia.

Una vez en Pamplona, el material se deja reposar quince días para que escurra el agua, algo importante de cara al tamizado, uno de los pasos más costosos del proceso y que suele comenzar hacia el 1 de junio. Durante unos diez días, dos trabajadores se encargan de pasar la arena por una máquina vibradora para eliminar impurezas y pequeñas piedras. El resultado es la arenilla fina y dorada que pisan toros y toreros.

Tras el tamizado, solo queda controlar el cielo, cubrir la arena si llueve y esperar a que terminen los eventos previos a las fiestas, como conciertos o pruebas deportivas, que tienen lugar en la plaza. Este año, la espera la cerró la maratón del pasado sábado, cuyo final dio el pistoletazo de salida para retirar la arena vieja y cambiarla por la nueva. Hoy este trabajo está mecanizado, pero hasta hace unos años se llevaba a cabo manualmente.

El conserje explica que “una máquina con un láser quita dos o tres centímetros de arena vieja, con cuidado para no dañar el suelo, y después otra espolvorea la nueva, a la que se pasa una persiana que la deja lisa y ahuecada, lista para la Feria”.

Información de Roncesvalles Labiano para Diario de Navarra.

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