ÁNGEL FERNÁNDEZ: “ES ABOMINABLE QUE LOS TOROS PARA SAN FERMÍN ESTÉN YA REMATADOS EN OTOÑO”. VIII JORNADAS SOBRE EL GANADO DE LIDIA

Antonio Purroy, directos y alma de las jornadas, y el veterinario Ángel Fernández.

El veterano veterinario expuso el plan de alimentación de las reses bravas, en el marco de las VIII Jornadas sobre el Ganado de Lidia, que comenzaron ayer en la UPNA.

En la primera sesión de las VIII Jornadas sobre el Ganado de Lidia, que comenzaron ayer en la UPNA, el veterinario Ángel Fernández, especialista en nutrición animal, expuso la importancia que tiene un plan integral de alimentación en las ganaderías de bravo, que abarque desde el periodo lactante del becerro, pasando por el destete y la fase de crecimiento del animal (añojo, eral y utrero), hasta el remate del toro para lidia. En este sentido, recordó lo que le había comentado uno de los más conocidos ganaderos del presente, Ricardo Gallardo, propietario de Fuente Ymbro. “Me dijo que sus toros destinados a San Fermín, para lidiarlos en julio, tenía que tenerlos rematados ya en otoño, en el mes de noviembre, que es cuando la empresa viene a verlos y los elige. Desde mi punto de vista, este hecho es abominable”.

Y razonó el calificativo de “abominable” de la siguiente manera. “Rematar los toros con tanta antelación incrementa de forma desorbitada los costes de producción, pues si una camada tiene que estar puesta en noviembre o en diciembre, hay que mantenerla en ese peso muchos meses más, pues dos tercios de los animales que se lidian, lo hacen a partir del mes de julio, incrementándose más el riesgo de que los toros padezcan trastornos metabólicos que se acusen en la lidia”, aseguró el especialista en nutrición.

Asimismo, Fernández criticó el hecho generalizado de que se rechacen los toros que no superan los 500 kilos de peso, cuando en muchas plazas se admite un peso mínimo de 460 kilos. “Cada vez con mayor frecuencia, la mayoría de los toros tienen que alcanzar un peso y un volumen, que está cerca de su techo máximo de producción, para lo cual se rematan en exceso, alcanzando un peso límite para el que su esqueleto no está ni puede estar preparado para el rendimiento físico que se les exigirá durante la lidia. Los ganaderos necesitan poner los toros así para poderlos vender. Si no alcanzan esos pesos, son rechazados por los veterinarios. En gran medida se confunde el trapío con los kilos”, aseveró el veterinario.

Por último, aportó una idea para cambiar esta situación. “La solución pasa por bajar las exigencias de peso en los reconocimientos, que podrían ser más próximos a los mínimos reglamentarios, pues, de lo contrario, seguiremos entorpeciendo la selección de la raza al dar prioridad a caracteres de carne, y continuaremos forzando el metabolismo de los toros hasta el límite, haciendo un flaco favor a la Fiesta de los toros”, concluyó Ángel Fernández.

Temor a la PAC

Por su parte, Carlos Buxadé, catedrático de Producción Animal en la Universidad Politécnica de Madrid y director de las citadas jornadas, junto a Antonio Purroy, que ocupa similar cátedra pero en la Universidad Pública de Navarra, desglosó la nueva Política Agraria Común (PAC), que deberá regir en la Unión Europea entre los años 2014 y 2020. Y no vislumbró un futuro muy halagüeño por tres principales razones. “La nueva PAC es agrícola y no ganadera, no tiene en cuenta el ganado de lidia, la producción de ganado por comportamiento, y es mucho más del norte de Europa que del sur”, aseguró el catedrático.

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