Pese a que Perera salió a hombros, el encierro de Guadalix de la Sierra resultó, en general, áspero y desrazado.
Mala nota obtuvo ayer la corrida de Victoriano del Río lidiada en la plaza de Valencia. De presentación desigual, ninguno de los seis toros convenció. Así fue el juego que ofrecieron: el primer toro, incómodo, reponía; rajado el segundo; áspero y duro el mansurrón tercero; informal, bajo de raza y deslucido el cuarto; noble y manejable pero sin transmisión el quinto; y deslucido y muy parado el sexto.
Tal materia prima fue lidiada por Sebastián Castella (silencio tras aviso y palmas tras aviso), Miguel Ángel Perera (silencio tras aviso y dos orejas tras aviso) y Román (oreja y silencio). Saludaron en banderillas Javier Ambel en el segundo de la tarde, Curro Javier en el quinto y en el sexto, Raúl Martín y El Sirio. La plaza se llenó en tres cuartos de su aforo.