UNA OREJA AL TOREO DE MANZANARES EN LA PRIMERA DE LODOSA

Manzanares pasea la única oreja que se cortó en el festejo.

Martín Burgos y López Bayo se fueron de vacío del coso navarro.

Ficha técnica.

Ganado.

Seis utreros de Isabel Sánchez de Alba, desiguales de presentación, mansos y flojos.

Rejoneadores.

Martín Burgos: saludos desde el tercio y silencio.

López Bayo: silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras leve petición.

Manuel Manzanares: saludos tras petición y oreja.

Presidencia. A cargo de Andrés Armendáriz, asesorado por Ignacio Marrodán y Oihana Ostolaza, cumplió correctamente su cometido.

Incidencias. Casi media plaza. Tarde soleada y calurosa.

Manuel Manzanares resultó triunfador de la primera de feria en Lodosa frente a un encierro de Isabel González de Alva parado y más bien manso, de desigual presentación y comportamiento muy similar. El joven jinete, que cuenta con una magnífica cuadra, dejó su tarjeta de presentación con el tercero de la tarde, al que toreó templado y mimó mucho. Con los de castigo fue siempre de frente y en banderillas, demostró su oficio lidiando a un astado que buscó en todo momento el amparo de las tablas. Manzanares, estuvo voluntarioso e intentó el toreo de Marialva pero su labor no caló en los tendidos por la nula transmisión del novillo. A pesar de eso, dejó detalles muy toreros.

Al que cerró plaza, el más fuerte en cuanto a presentación, consiguió encelarlo antes de clavar el primer rejón de castigo, el cual dejó arriba. Con las banderillas largas toreó muy de frente ofreciendo preciosas batidas culminadas con el palo en todo lo alto. Gustó mucho su toreo puro y sin alharacas ofreciendo siempre los pechos del caballo. Pasó en falso en alguna ocasión y es que el caballero prefirió repetir la suerte, a clavar sin ajuste. Con las banderillas cortas llegó especialmente al respetable, el cual decidió premiarle con una oreja.

Alfonso López Bayo comenzó con buen pie dejando arriba el primero de castigo, colocó un segundo que fue muy acusado por el de González de Alva, un ejemplar flojito y manso. Lo más destacable lo realizó a lomos de un caballo de capa apalusa con el que toreó de costado y clavó dos expuestas banderillas por los adentros. Con las cortas buscó el aplauso demostrando sus habilidades de doma. Posiblemente se hubiera hecho con un apéndice si su primer rejón de hoja de peral hubiera sido certero, el novillo acabó amorcillándose entre las tablas y tercio, el volver a entrar a matar con el rejón de muerte se convirtió en una complicada empresa. Echó pie a tierra y tras fallar en reiteradas ocasiones con el verduguillo fue silenciado.

Castigó en exceso al que hizo quinto y su actuación fue a menos, el novillo se paró y poco pudo hacer el jinete. El público jaleó dos banderillas ejecutadas de frente pero con poco ajuste en el embroque. Dio la vuelta al ruedo tras una tibia petición.

Martín Burgos se mostró dispuesto en su lote. En su primero, que con uno de castigo hubiera tenido suficiente clavó, un par de palos a la grupa y cambió de montura en varias ocasiones, ofreció una rosa al tendido pero desde el callejón le vocearon para que no la clavara. Descordó al segundo de su lote con el rejón de castigo y su labor pasó desapercibida por la merma de facultades de su oponente. Fue silenciado tras fallar con el rejón de muerte.