UNA VACA CORNEA EN LOS ARCOS A UN PEREGRINO DE ESTADOS UNIDOS

Momento en el que la vaca arrolla al peregrino estadounidense.

Oriundo de Nueva Orleans, sufrió una herida por asta en un muslo y fue trasladado al Hospital San Pedro de Logroño.

Un encierro en las fiestas pequeñas que Los Arcos celebraba el pasado fin de semana en honor de San Gregorio ha interrumpido la ruta jacobea de un peregrino estadounidense que se detuvo en la localidad para pernoctar en uno de sus albergues. Su llegada al municipio el sábado coincidió con una jornada que incluía a las seis de la tarde encierro de reses bravas. Una carrera que se complicó y tuvo que suspenderse al final ante las dos cogidas registradas. El peregrino sufrió la de mayor gravedad al ser empitonado cuando se encontraba en el recorrido a su paso por la calle Mayor. Corneado en un muslo, fue conducido al Hospital de San Pedro de Logroño, donde quedó ingresado con pronóstico reservado.

Como él, pero en este caso al García Orcoyen de Estella, requirió el traslado a un centro hospitalario un vecino de Los Arcos que sufrió puntazos de una vaca que se introdujo en la bajera en la que se encontraba junto a otras personas. Al producirse ese doble desplazamiento de la ambulancia prácticamente a la vez y quedarse el festejo sin este servicio, el Ayuntamiento decidió suspender el encierro.

Ayuda vecinal

La impactante cogida del peregrino, pillado en la calle Mayor y arrastrado varios metros hacia la Plaza de la Fruta, se comenta con preocupación en el municipio, escala fija en la etapa del Camino de Santiago que parte desde Estella. Aunque unos vecinos que la presenciaron desde su vivienda acudieron a socorrerle para introducirle en el portal y alejarle de la vaca que se había cebado con él, no pudieron evitar lo sucedido.

DYA, que se hizo cargo del operativo esa tarde, le atendió de fracturas en muñeca y tobillo, dos cornadas en muslo y contusiones. Al estar situada la localidad a medio camino entre Estella y Logroño, se decidió su traslado al hospital de la capital riojana, desde el que ayer se declinó dar a conocer su evolución. Tampoco desde la consejería de Salud de la comunidad vecina se aportó dato alguno.

Caminantes en ruta como él forman parte del paisaje de Los Arcos y de la vida de sus vecinos. Por eso, aunque pasó solo unas horas en la localidad con otros dos acompañantes, ayer eran varios los que recordaban a este peregrino de 48 años oriundo de Nueva Orleans y sentían mucho lo ocurrido. Entre ellos, Esteban Fernández de Las Heras. La mañana festiva les hizo coincidir en la plaza del Coso, donde el americano contemplaba la actuación de la banda de música de la que este arqueño forma parte. “Le vimos que seguía nuestra actuación muy emocionado y con mucho interés”, relata.

Y fue esa sintonía en torno a la música lo que les llevó a compartir una breve conversación en la que intuyó su pasión por ella. Unos instantes que le dejaron el recuerdo de la amabilidad de un visitante interesado en las costumbres del pueblo de su escala.

No es el único que preguntaba por su estado. En esas horas antes de la cogida, el peregrino compartió la paella de una comida celebrada por una cuadrilla de la localidad. Una invitación fruto de la hospitalidad del Camino, a la que él respondió con un gesto. “Lo quiso agradecer invitando al café. Luego, horas después, nos enteramos de lo que había pasado”.

Un segundo herido

El encierro del sábado por la tarde, con reses de la ganadería Estenaga, llevó también al hospital a un vecino de la localidad, Luis Mari Sainz Lage. En este caso, no se encontraba en el recorrido sino en el interior de una bajera o local de ocio de la Plaza de Santa María, junto a la iglesia parroquial. Sin darse cuenta ni tener tiempo para reaccionar, una de las reses del encierro se introdujo dentro y le propinó un par de puntazos en los brazos. En su embestida, golpeó también a otras dos personas que estaban allí, pero solo él requirió el traslado al Hospital García Orcoyen de Estella por heridas de asta. Allí se recuperaba ayer tras una intervención con la confianza en que hoy mismo podría recibir el alta para regresar a su domicilio.

A sus 64 años, Luis Mari Sainz recordaba el enorme susto sufrido y los momentos vividos hasta que alguien, ayudado con un capote desde la calle, consiguió por fin llamar la atención del animal y sacarlo al exterior. La vaca colorada que había arremetido contra todo el que se encontró en su trayectoria en el interior de la bajera puso el punto final a este festejo taurino de las fiestas pequeñas de San Gregorio, suspendido por el consistorio por los dos incidentes registrados.

Información de María Puy Amo, publicada en diariodenavarra.es

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