TRIUNFO Y SANGRE DE UREÑA EN CORELLA FRENTE A UN MUY BUEN ENCIERRO DE ANTONIO BAÑUELOS

Momento en el que el quinto hiere en el gemelo izquierdo a Paco Ureña.

Momento en el que el quinto hiere en el gemelo izquierdo a Paco Ureña.

El torero murciano sufrió una cornada de quince centímetros en el gemelo izquierdo y quedó ingresado en el Reina Sofía de Tudela.

Ganado: Seis toros de Antonio Bañuelos, muy bien presentados, serios de cara, astifinos, y de muy buen juego en general por su nobleza, fijeza y clase, salvo el quinto, un prenda, y el sexto, algo bruscote pero muy toreable. Segundo y cuarto fueron aplaudidos en el arrastre.

David Mora: oreja y saludos desde el tercio tras aviso.

Paco Ureña: dos orejas y oreja.

Joselito Adame: oreja tras aviso y oreja.

Presidencia: A cargo de Alberto Ochoa, asesorado por Jesús María de Andrés y José Ramón Monreal, cumplió correctamente su cometido aunque fue generosa en la concesión de la primera oreja de la tarde, ya que la petición no fue mayoritaria.

Incidencias: Dos tercios de plaza. Tarde agradable con algunas gotas de lluvia al comienzo del festejo. Ureña y Adame hicieron el paseíllo desmonterados. El quinto le infirió a Ureña una cornada limpia de 15 centímetros, de trayectoria ascendente, en el gemelo izquierdo. Fue intervenido con anestesia general en la enfermería de la plaza y trasladado al hospital Reina Sofía de Tudela, donde quedó ingresado.

Estupendo comienzo del ciclo por la presentación y calidad de la materia prima, por el buen hacer de la mano de obra y por el magnífico ambiente del centenario coso.

Bañuelos lidió una muy buena corrida de toros, tanto por su presentación como por su juego. El encierro, bien criado y serio de cara, con astifinas perchas, no acusó falta de fuerzas y derrochó nobleza, fijeza, clase, repetición y durabilidad; salvo el soso primero, los demás tuvieron transmisión, embistieron humillados y aguantaron largas faenas. Sólo ese quinto estuvo más pendiente de coger que de aceptar la muleta.

El mayor triunfador de la tarde fue Ureña, que fue cazado por ese amargo Dulcecito al comenzar la faena de muleta; un toro que engañaba por su movilidad pero que sólo quería taleguilla. Herido en un gemelo y con dificultades para caminar, el de Lorca dio una lección de pundonor y no dejó que le llevaran a la enfermería hasta haber acabado con ese caliente toro del frío. A su primero, Pañero, número1, el mejor de la tarde, junto al tercero, por la calidad de su embestida y su repetición, lo toreó vistoso de capa (verónicas, chicuelinas y tafalleras) y le realizó una completa faena, por ambos pitones, con muy buen concepto y con derechazos y naturales que barrieron la arena, siempre ligados y templados, y siempre en los medios. Lo mató de una desprendida y cobró dos orejas, que se unieron a la tercera, que paseó su cuadrilla.

Adame rubricó asimismo una muy buena tarde, con variado toreo de capa (verónicas a pies juntos, chicuelinas y escobinas) y poderoso de muleta. Le cortó una oreja a cada toro y tuvo el detalle de no salir a hombros al estar un compañero en la enfermería.

Mora gustó más de capa que de muleta, con la que tuvo una tarde algo discreta, aunque dibujó muletazos repletos de mando.

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