TRIUNFARON HERMOSO DE MENDOZA, ROCA REY Y SOBRE TODO, TUDELA

El caballero navarro y el diestro peruano salieron a hombros tras repartirse seis orejas.

Desde hace tres o cuatro décadas no se colgaba en la Chata de Griseras el cartel de ‘no hay billetes’. Fotografías: Jesús Caso y pablohermoso.net

Ganado: Dos toros para rejones de Carmen Lorenzo, primero y cuarto, colaboradores y con transmisión, sobre todo el cuarto, que fue ovacionado en el arrastre, y cuatro de El Pilar, muy justos de fuerza, nobles en líneas generales y de juego dispar.

Toreros: Pablo Hermoso de Mendoza (oreja y dos orejas), José María Manzanares (silencio y oreja) y Roca Rey (oreja y dos orejas).

Lugar y fecha: Plaza de toros de Tudela (Navarra). 27 de julio de 2024.

Incidencias: Histórico lleno de ‘no hay billetes’. Corrida de toros mixta. Segunda de feria. Tras la vuelta al ruedo, la empresa brindó un reconocimiento al estellés con una cesta de productos locales y una placa conmemorativa del esta última presencia de Pablo en Tudela. El caballero navarro y el diestro peruano salieron a hombros.

En la corrida de toros que habría el fin de semana de fiestas patronales en Tudela, Pablo Hermoso de Mendoza cortó tres orejas a dos toros de El Capea. El peruano Roca Rey cortó también tres orejas a los astados de El Pilar, mientras que José María Manzanares tuvo menos suerte con su lote y sólo cortó una.

Catorce años se cumplían del último paseíllo de Pablo Hermoso de Mendoza en la plaza de Tudela. Fue el 25 de julio de 2010 y al igual que en la tarde de ayer, el navarro encabezó una corrida mixta, fórmula que, por otra parte, había sido habitual en esta plaza, donde el maestro navarro ha actuado en dieciséis ocasiones y en trece de ellas ha sido encabezando un cartel con toreros de a pie.

Otra cosa, ya habitual en esta plaza, es el fuerte calor que no quiso ausentarse en esta despedida del rejoneador navarro y que a la hora del festejo, rondaban los treinta y cinco grados y eso que amenazaba lluvia e incluso se escapó alguna gota. Con calor ambiental y con calor en los tendidos que se llenaron como no se recordaba por estos lares y que hizo que se colocara el cartel de “No hay billetes” en la taquilla y con las localidades de sombra agotadas hace ya varios días.

Un inicio en el que Pablo pechó con un toro que había estado en Pamplona y que nunca tuvo claridad en la embestida, a pesar de su buena salida. Salida que tuvo la buena noticia de la tarde en el regreso a los ruedos de Regaliz, totalmente recuperado de su herida producida en Algeciras y que mostró su buen hacer parando al toro en círculos y suavizando su embestida inicial. En banderillas, Basajaun supo soportar los arreones del toro. Concluyó el trasteo con Justiciero, con el que puso tres cortas en lo alto y un par a dos manos por los adentros. Mató de un rejón arriba perpendicular, que necesitó de dos golpes de descabellos, y obtuvo la primera oreja de la nublada tarde.

Lo mejor llegaría en el cuarto, el de la merienda, con mucho más temple y suavidad y donde se vio a un Pablo mucho más en torero y disfrutando desde que enceló con Nómada y llevó al toro muy ceñido en los medios, los brillantes momentos con Berlín, pletórico y majestuoso de costado y hermosineando sobre todo con dos espectaculares trincherazos por los adentros. Terminó su labor con Justiciero, con el que dejó un rejón casi entero en buen sitio y que, a pesar de la bravura que mostró el toro para doblar, terminó haciendo su efecto y permitió que el estellés pasease en triunfo dos orejas más.

Por su parte, Manzanares no tuvo opciones con el primero de su lote, un toro de El Pilar, ganadería que sustituyó a la anunciada de El Parralejo. Sin embargo, para muchos, manufacturó la mejor faena de la tarde en cuanto a colocación y empaque. Con el alicantino llegó el toreo a la verónica ceñido, parando el tiempo. Un capote que por estos lares no se recuerda en lustros. Y una faena con enorme empaque, sobre todo en redondo hasta que el toro de El Pilar dijo basta. Esos lances y esas series con la diestra fueron lo mejor. Le cortó una oreja al quinto.

Por último, Roca Rey se presentó en Tudela después de ocho años de alternativa. Ante su primero, hizo de enfermero toreando media altura, cuajó sin apretarse las tres tandas que tenía el toro y le cortó una oreja. Frente al que cerró plaza puso al público en pie. El toro aguantó la lidia sin doblar las manos y al peruano le sirvió para aportar la emoción que a hasta ese momento no había podido sentirse en la plaza. Concluyó su faena con un arrimón terrible y fue premiado con las dos orejas del toro. Tres en total y salida a hombros con el maestro navarro.

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