TERCERA CORRIDA DE LA FERIA DEL TORO. CRÓNICA. ‘VALDERRENOS’.

Alberto Aguillar estuvo mal con el estoque.

Alberto Aguillar estuvo mal con el estoque.

Tarde soporífera en la que David Mora cortó la única oreja, trofeo de poco peso tras una faenita voluntariosa.

Ganado: Seis toros de Valdefresno -el tercero con el hierro de Hermanos Fraile-, bien presentados, cornalones, astifinos, mansos, descastados y de muy limitado recorrido.

Alberto Aguilar: silencio tras aviso en ambos.

David Mora: silencio y oreja.

Rubén Pinar: silencio en ambos.

Presidencia: A cargo de José María Núñez, asesorado por Javier Eguíluz y Josetxo Gimeno, se mostró generosa en la concesión del único trofeo de la tarde; por lo demás, cumplió su cometido correctamente.

Incidencias: Lleno aparente. Tarde soleada y calurosa.

Por tremenda cornamenta podrían pasar, pero ¿embestirán los renos? Qué mas da. Tampoco lo hicieron los toros de ayer. Sólo algunos acometieron sin clase, como defendiéndose. Y es que el encierro lidiado tuvo cuernos, como para exportar, pero sólo eso, muy poco más.

La ganadería salmantina, llegada a última hora, fracasó en su debut en la Feria del Toro.Una pena, y más si se tiene en cuenta la ilusión que habían puesto los ganaderos –Nicolás Fraile e hijos- por su presentación en la Feria del Toro. Pero así es este mundo, en el que la matemática no cuadra.

Y, aunque las comparaciones son odiosas, la corrida de ayer tuvo bastantes puntos de semejanza con la inaugural de la feria. Toros de abantos de salida, cuidados en varas, mal lidiados en banderillas y mansos, bastante parados o de rácano recorrido en el último tercio; toros sin clase alguna, a los que les costó humillar y repetir; toros, varios, de media embestida, que no terminaron de pasar en la muleta.

Ante tal materia prima, la mano de obra mostró buena disposición y estuvo por encima de ella. El palco concedió una única oreja, del quinto toro, tras una faena que no mereció tal honor y ante una petición ruidosa pero no mayoritaria.

En cualquier caso, la consiguió David Mora del quinto, de un ejemplar que, inicialmente, tuvo algo más de movilidad y que se fue parando a medida que avanzaba el trasteo. El espada madrileño dibujó dos tandas cortas con la diestra, propias de su estilo, poderosas.

Las dos siguientes ya resultaron peores por su falta de limpieza, ante un toro al que ya le costaba pasar. Por el izquierdo, el cuatreño o se negaba pasar o lo hacía sin humillar. Volvió a la derecha y logró otra serie, llevando muy empapado en la muleta a un toro que embistió al pasito. Terminó con unas manoletinas que conectaron, despertaron a los tendidos -a buenas horas- y terminó con una estocada trasera que provocó la agitación de pañuelos, mayoritariamente rojos.

Ante su primero, muy corto de recorrido por el derecho y sin un pase por el otro, nada pudo hacer.

Aguilar tampoco tuvo opción. Su primero, muy parado, pegó además algunas miraditas. El cuarto, que sí tuvo fijeza, no pasó de la media embestida por el derecho hasta que pronto se paró. El madrileño de Miraflores de la Sierra quiso pero no pudo; sólo en su contra, el mal manejo del estoque; demasiados pinchazos.

El primero de Pinar fue un manso parado que huyó de todo lo que se movía; pese a ello, le obligó a embestir y así le robó una buena tanda con la diestra, tirando de él. Con el sexto, deslucido, lo intentó, pero de un pozo seco…

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