TENTADERO NAVARRO EN TIERRAS BURGALESAS DE EL CID

Marco, Bañuelos, Elizalde a caballo, De los Reyes, Marín y Antón

Francisco Marco, Javier Antón, Javier Marín y Manolito de los Reyes tentaron en Burgos cuatro eralas del ganadero Antonio Bañuelos

La finca burgalesa La Cabañuela, donde se crían los toros de Antonio Bañuelos, vivió el miércoles pasado una jornada campera completamente navarra.  En su coqueta plaza de tientas se llevó a cabo un tentadero en el que intervinieron el matador de toros Francisco Marco, el novillero Javier Antón, el becerrista Javier Marín y el banderillero Manolito de los Reyes, todos ellos navarros.

Marco fue el encargado de abrir el tentadero. La primera vaca acudió en seis ocasiones –cada vez a mayor distancia y yendo a más- al castigo del picador Pedro Iturralde, que cumplió con buen pulso su misión. Tuvo nobleza, fijeza, recorrido, duración y calidad en la embestida aunque le faltó humillar algo más. El estellés, pese a ser bastante molestado por las fuertes rachas de viento, disfrutó toreando ante ella, y se gustó en una faena por ambos pitones, larga y templada, y siempre con quietud.

Marco, trincherazo a la tercera erala

La tercera resultó buena asimismo aunque salía distraída de cada muletazo, defecto que fue corrigiendo a lo largo de la lidia y que le permitió al matador de toros navarro ir ligando los muletazos en cada serie. La entendió perfectamente, la toreó con suavidad y se lució sereno por ambos pitones.

Antón, por su parte, mostró también muy buenas maneras. Su primera erala, la segunda de la tarde, tuvo mucha fijeza, duración y, sobre todo, clase, aunque desarrolló una nobleza fácil, algo falta de chispa. El murchantino la cuajó con reposo, dándole los tiempos que pedía, en una faena larga y completa.

Javier Antón, al natural frente a la cuarta erala

Su segunda, cuarta y última de la jornada, fue la más completa e interesante, por su motor, nobleza, fijeza y duración. De nuevo, el novillero navarro la aprovechó al máximo, en más de cien muletazos, y se recreó muy templado frente a ella.

Tanto en esta erala como en la segunda, Javier Marín tuvo la oportunidad de torear. Ante ambas, el becerrista cirbonero ejecutó con buen estilo varias series de muletazos por ambos pitones, en las que destacaron los largos naturales. Por último, Manolito de los Reyes demostró su buen oficio, su contrastada experiencia, a la hora de colocar a las eralas para la suerte de varas.

Javier Marín, natural largo a la cuarta erala

Pese al buen juego de la materia prima, el ganadero, Antonio Bañuelos, que va a lidiar este año siete corridas de toros –de preciosas hechuras las destinadas a Madrid, Santander y Burgos- y otras tantas novilladas picadas, no dio el aprobado a ninguna de las cuatro vacas, en una clara muestra de exigencia, propia del buen criador de bravo.

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