Derechazo mandón de Lama de Góngora.
El diestro sevillano se impuso a unos imponentes toros de José Luis Pereda, ante los que ejecutó el mejor toreo de la tarde. Fotografías: Galdona.
Ganado: Seis toros de José Luis Pereda, en puntas, con desbordante arboladura y buen remate, ovacionados todos de salida. Cumplieron en el caballo. Destacaron en el último tercio el tercero, que fue ovacionado en el arrastre, y el quinto.
Toreros: Joselillo (saludos tras aviso y saludos), Miguel Tendero (vuelta al ruedo y oreja) y Lama de Góngora (oreja y silencio tras dos avisos.
Presidencia: A cargo de Andrés Baztán, asesorado por Francisco Sagardía y por el veterinario Adrián Martín, pasó desapercibida.
Incidencias: Casi tres cuartos de plaza. Primera de feria. La cuadrilla de Lama de Góngora fue ovacionada tras lidiar y parear al sexto toro.
En tiempos de astas humanizadas, bolitas, despuntes y redondeos, los pitones astifinos que lució ayer la corrida Jose Luis Pereda llamaron la atención. Un conjunto de toros así, sólo podía ser anunciado en un cartel de toro grande y billete chico, de manera que los tres matadores que se repartieron los cinqueños y cuatreños onubenses, se ganaron una ovación desde el paseíllo.
Muetes, jóvenes y tafalleses de toda edad y condición pasaron por taquilla en una tarde de buena entrada y ambiente en los tendidos. Los toros, por la mañana y por la tarde, tienen tirón en las fiestas de Tafalla y suponen el reencuentro anual de muchas personas en torno a la plaza.
Y es que un 15 de agosto no es un día normal ni para los tafalleses ni para los toreros. No torear en el día de la Asunción, antaño el día de más festejos del año, es una rémora para cualquier matador.
Y allí, en ése peculiar patio de cuadrillas tafallés, se presentó Joselillo de grana y oro buscando una gloria efímera que no consiguió. Y de blanco y oro, como si fueran toricantanos, Miguel Tendero y Lama de Góngora cuyas carreras ya van para largo.
A decir verdad, el momento de más chispa de la tarde vino desde Sevilla. Paco Lama de Góngora, un matador del mismísimo barrio del Arenal, fue el líder de una generación de novilleros sevillanos a los que rápidamente se encumbró y a los que el devenir taurino fue tumbando.
Verlo recibir a su primer toro por verónicas fue un espectáculo: por lo que sucedía en la arena y por cómo lo coreaban sus partidarios llegados del sur al tendido 4. Es difícil escuchar por estos pagos unos “olés” tan bien acompasados. Lama se vino arriba y se enfrentó a los astifinos pitones del toro con gallardía, en una faena donde el toro le pedía cruzarse, el corazón le pedía cargar la suerte y el cuerpo, en ocasiones, le hacían quedar al hilo.
Brilló toreando con la derecha en el que también es el día de la Virgen de los Reyes y entre torear en lugares inhóspitos de Perú, donde circulaba el año pasado y hacerlo cerca de casa, prefirió jugársela con los astifinos toros de Pereda en Tafalla.
Pena que se pasara de metraje con el cinqueño que cerró plaza, porque de un triunfo en tierras hispanas pasó a escuchar dos estrictos avisos.
Ya lleva 14 años de alternativa Miguel Tendero, es padre de familia y se prodiga en los gaches de la televisión autonómica de La Mancha. Su cinqueño que hacía segundo, echó el freno de mano muy pronto y sólo pudo matarlo de un estoconazo marcando los tiempos. Al quinto, aquerenciado por tantos trasiegos del encierro, le dio fiesta en los tendidos de sol.
En medio de lo que parecía una colección de efectismos, le cuajó una tanda de naturales en pleno trío del pasodoble ‘Agüero’ que levantó la plaza.
Había abierto el cartel Joselillo. El primero le duró dos tandas y el cuarto se plantó antes. No tuvo suerte en el sorteo el de Valladolid y no pudo festejar el 15 agosto.
Y es que a la postre fue una buena tarde, la del día de la Asunción, con toros-toros saliendo de chiqueros y matadores haciendo aprecio a su profesión.
Crónica de Pascal Lizarraga, publicada en Diario de Navarra.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX