Marco sale a hombros por la puerta grande de la Chata de Griseras. Fotografía: Blanca Aldanondo.
Bonito duelo rehiletero, entre los banderilleros de Marco y los de Castaño, ante un encierro muy blando.
Ganado: Seis toros de Los Recitales, el sexto como sobrero, bien presentados, aunque alguno terciado, nobles, sin problemas, pero muy escasos de fuerza.
Francisco Marco: oreja en ambos. Salió a hombros.
Javier Castaño: oreja y silencio.
Jiménez Fortes: silencio tras aviso y silencio.
Presidencia: a cargo de Mercedes San Pedro, cumplió bien su cometido.
Incidencias: Más de un tercio de plaza. Tarde muy calurosa con rachas de molesto viento. Jiménez hizo el paseíllo desmonterado. Los subalternos Venturita y Manolito de los Reyes saludaron montera en mano tras banderillear al primero, y lo mismo hicieron David Adalid y Fernando Sánchez, después de parear al segundo y al quinto.
De momento, la fuerza de la materia prima ha pasado de largo por Tudela, al igual que una buena parte de los tudelanos, que siguen viviendo las fiestas de espaldas a la plaza de toros.
Dejando a un lado su buena presentación, el noble encierro de Los Recitales, de un hierro y un ganadero muy querido en la Navarra taurina, fue decayendo en fuerza a medida que avanzaba la tarde. Los primeros no anduvieron sobrados de ella pero tampoco acusaron esa alarmante carencia de energías. Y esa fue la principal razón de que el festejo, que arrancó con buen son y se mantuvo hasta la lidia de los dos primeros toros, fuese decayendo en interés a partir del tercero.
Pese a ello, la tarde deparó un bonito duelo de rehileteros, entre Venturita y Manolito de los Reyes frente a David Adalid y Fernando Sánchez, que finalmente se inclinó a favor de estos últimos, de los no navarros, porque tuvieron que saludar tras parear a los dos de su lote. Lo importante, sin embargo, es que todos ellos contribuyeron a animar la tarde.
Un festejo marcado por el molesto viento, el tórrido clima y el buen hacer de un diestro, que se convirtió en el primer triunfador de la feria, llamado Marco, Francisco. Realizó la mejor faena de la tarde al que abrió plaza, noble aunque con los problemas de algunas coladitas, nada tonto. Y la cimentó en derechazos, ayudados, algún natural e invertidos, todo limpio, templado y con sabor torero. Su primera serie con la diestra fue para enmarcar, de lo mejor que se ha visto hasta ahora. Tras un pinchazo, terminó con una estocada hasta la bola. Y de la misma forma concluyó su labor frente al cuarto, brindado a Javier Marín, un trasteo marcado por el viento y por la escasa fuerza de un ejemplar, al que toreó muy templado y cuidado sobre la diestra hasta sacarle el último muletazo que tenía. Muy buena labor la del navarro y merecida puerta grande.
Castaño logró un trofeo del segundo, que aguantó dos buenas series de derechazos; después, acortó mucho el recorrido y el leonés optó por un arrimón de los de verdad, con los pitones del cuatreño rozando su blanca taleguilla.
Su segundo, también por falta de fuerza, protestó y echó la cara muy arriba. El resultado fue un trasteo tan voluntarioso como falto de limpieza y de continuidad, que se quedó en agua de borrajas tras dos pinchazos.
Jiménez ante su soso primero, que embistió al pasito por el derecho, tras manejar bien la diestra, tuvo que acabar acortando distancias. Pudo cortar un trofeo pero ofreció todo un recital de pinchazos. Ante el sobrero sexto, el toro más rematado de la tarde, pero que embistió poco y a regañadientes, se puso algo pesadito pese a que nada había que hacer.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX