No pudo redondear su actuación porque su segundo tuvo que ser apuntillado en la arena.
El rejoneador Roberto Armendáriz consiguió el domingo pasado un nuevo triunfo, esta vez en la plaza madrileña de Las Rozas, donde cortó una oreja y no más porque su segundo tuvo que ser apuntillado en la arena.
En este coso, hizo el paseíllo con Joao Moura hijo, que paseó una oreja del que abrió plaza, y Alfonso López Bayo, que se fue de vacío. Todos ellos lidiaron seis toros de Coto de Lindes, desiguales de presencia y de juego.
El caballero de Noain montó de salida a Prometido, caballo con el que clavó un rejón de castigo y se lució en diversas pasadas con la bandera. En banderillas, con Ranchero puso dos palos, batiendo al pitón contrario, y con Polvorilla y su exclusivo toreo de cercanías hizo vibrar a los tendidos. Para el tercio final, optó por Trasnochador, que le permitió a su dueño clavar tres cortas sin respiro y terminar con un rejonazo de efectos fulminantes. Hubo muy fuerte petición de dos orejas, pero el presidente se negó y el jinete navarro se tuvo que conformar con una.
Frente al que cerró plaza, tuvo mala suerte. De salida, sacó a Zelador, con el que dejó arriba un rejón de castigo. Sin embargo, el segundo cayó bajo y el toro se dañó. Por esta circunstancia, en banderillas, sólo montó a Delirio, con el que se lució en tres palos y con la rueda de cortas. Pero, sin tiempo para entrar a matar, el toro se echó en la arena y en ella tuvo que ser apuntillado, por lo que el público guardó silencio.