ROBERTO ARMENDÁRIZ CORTA SEIS OREJAS Y DOS RABOS EN ÁGREDA

Armendáriz pasea en triunfo el primero de los dos rabos que consiguió cortar en Ágreda.

Armendáriz pasea en triunfo el primero de los dos rabos que consiguió cortar en Ágreda.

Los consiguió de cuatro utreros navarros de Santafé Martón, los dos últimos premiados con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Ganado: Cuatro utreros de Santafé Martón, bien presentados, correctamente despuntados, y de muy buen juego, sobre todo los dos últimos, premiados con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Rejoneador. Roberto Armendáriz en solitario: oreja, oreja, dos orejas y rabo, y dos orejas y rabo.

Fecha y lugar: Plaza de toros de Ágreda (Soria). 29 de septiembre de 2014.

Incidencias: Tres cuartos de plaza. Actuó de sobresaliente Pedro Javier Ciordia, que clavó dos banderillas en el cuarto montando a Forajido. El ganadero, José Ángel Santafé, salió a hombros junto al caballero de Noain, quien sacó al ruedo en el paseíllo los catorce caballos que desplazó.

Roberto Armendáriz protagonizó el lunes pasado, festividad de San Miguel, en la plaza soriana de Ágreda una de las mejores actuaciones de su magnífica temporada y cosechó un triunfo contundente, de seis orejas y dos rabos.

Se encerró en solitario con cuatro utreros navarros de Santafé Martón, de Villafranca, que ofrecieron estupendo juego, tanto que los dos últimos, Cartujo, número 26 y Tafallero, número 37, ambos castaños, fueron premiados con la póstuma vuelta al ruedo, debido a su bravura, a la calidad que mostraron sobre el ruedo soriano.

Por orden de lidia, el resultado obtenido por el caballero navarro fue el siguiente: oreja, oreja, dos orejas y rabo, y dos orejas y rabo. Para conseguir estos trofeos, Armendáriz puso toda su cuadra en el asador.

Al que abrió plaza, que atesoró mucha calidad, le pudo cortar también los máximos trofeos, tras una gran faena cimentada con Ranchero y Prometido, pero lo pinchó y el premio se redujo a un trofeo.

El segundo fue el menos bueno del encierro, por lo que el jinete de Noain tuvo que anteponer la técnica al lucimiento. Faena de tesón, de oficio, concluida con un rejonazo y una merecida oreja.

Y ya las faenas a los dos últimos fueron dos lecciones templadas, medidas y vibrantes del mejor toreo a caballo. Ante dos ejemplares que derrocharon clase, el navarro gustó y se gustó con caballos como Corazón, Grano de Oro, Dandi o Duende, con el que concluyó con sendos rejones en todo lo alto, que posibilitaron la concesión de los máximos trofeos.

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