ILUSIONANTE PRESENTACIÓN EN FITERO DE LA ESCUELA TAURINA DE PAMPLONA

Los becerristas junto con los diestros Imanol Sánchez y Javier Marín, en el centro de la imagen.

Torearon los matadores de toros Imanol Sánchez y Javier Marín, y los alumnos Alberto Ripa, Bruno Martínez, Tomás González y Fernando Torrubia. Fotografías: Txemi Alonso.

Muy taurina resultó la jornada que se celebró ayer en la plaza de toros de Fitero, dentro de los actos conmemorativos del 125 aniversario del coso. Ante unas trescientas personas, fue primero el matador de toros cirbonero Sergio Sánchez, padrino del evento, organizado por Fitoro, quien ofreció una clase práctica de toreo y enseñó a torear a los más pequeños.

Ya en la tienta se iba a probar la bravura de cinco reses de Hermanos Gracia Blasco, de la localidad navarra de Fustiñana. Ante el primer becerro, con bastantes teclas que tocar,  el diestro aragonés Imanol Sánchez mostró su conocimiento y tiró de oficio. Dejó muy buena imagen.

Seguidamente, llegó el turno del matador de toros navarro Javier Marín, que recibió con un buen ramillete de verónicas a su becerro. Tras brindar la faena a todos los alumnos, mostró un toreo artístico y deleitó con buenas tandas de derechazos y naturales.

Después de Marín, comenzó el turno de alumnos de la escuela. El primero en salir a torear fue Alberto Ripa, quién estuvo francamente bien. Tomó el relevo Bruno Martínez, quien mostró ese gusto y clase que caracteriza a su estilo. Se encontró con una buena becerra, la entendió a la perfección y, por momentos, dejó ver el gran torero que lleva dentro.

El tercer alumno que toreó fue Tomás González, quien se las vio con una becerra que no ayudó. No terminó de humillar y planteó serias complicaciones. González tiró de valor, toreó en cortas distancias y demostró que estaba preparado para mayores compromisos

Por último, toreó Fernando Torrubia, quien dejó clara muestra de su progresión, del torero de valor que puede llegar a ser. Su becerra tuvo muy poca fuerza y, por ello, salió al ruedo una becerrada colorada, muy exigente. Torrubia resolvió la papeleta con buenas dosis de valentía y ganas. Dejó una buena tarjeta de presentación.

En Fitero estuvo también Marco Salvador, el alumno más nuevo, que lleva sólo dos semanas en la escuela. Posee gran ilusión pero no toreó dadas las condiciones de las reses. Toreará pronto y lo hará inicialmente en el campo.

Una vez terminada esta actuación, llegó la hora de la Escuela Taurina de Cataluña, que, dirigida por Enrique Guillén, fue invitada a la jornada taurina de Fitero por el director de la de Pamplona, Paco Ramos, en una muestra de solidaridad y apoyo a la Tauromaquia catalana.

Torearon Alba Caro, que se mostró muy solvente, Hugo Casado, que mostró su clase tanto de capa como de muleta y se gustó, y Mario Vilau,  que quiso hacer las cosas bien y las hizo cuando el becerro se lo permitió.

En definitiva, fue la puesta de largo de una escuela, la pamplonesa, que, si sigue así, dará muchas alegrías a la afición navarra.

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