El hijo del rejoneador navarro formó collera con su padre y toreó así en público por primera vez en México.
Ganado: Un toro de Julio Delgado, muy a menos, otro de Puerta Grande, aquerenciado, y dos de Monte Caldera, segundo y cuarto, deslucidos.
Rejoneadores: Pablo Hermoso de Mendoza (oreja y dos orejas) y Horacio Casas (silencio y palmas).
Lugar y fecha: Plaza de toros portátil instalada en Ciudad Valles, estado de San Luis Potosí. 27 de marzo.
Incidencias: Lleno. Festejo con motivo del cierre de la Feria Nacional de la Huasteca Potosina. El caballero navarro salió a hombros.
Pablo Hermoso de Mendoza había toreado, y triunfado, por primera vez hacía ocho años. La del domingo fue su segunda actuación en Ciudad Valles y su segunda puerta grande, en un festejo de rejones que iba a deparar una gran sorpresa.
El caballero navarro le cortó una oreja a su primero, un toro que fue muy a menos y al que le enseñó a embestir con Irak. Pese a ello, en banderillas se desenvolvió sin clase y pegó arreones. Estos problemas los solventó el torero con Duende, que estuvo sensacional en los cites, y con Dalí, que tuvo que arriesgar al máximo para tirar del toro y sacarlo a los medios. Con Barrabás, dejó tres cortas y una rosa, aprovechando las querencias del cuatreño, que ya estaba completamente aplomado, y terminó con un rejón de muerte. Una oreja al tesón y a las ganas de agradar.
El tercero del festejo galopó de salida con buen son, condición, luego engañosa, por la pudo lucirse Gento hasta pararlo. Y al comenzar el tercio de banderillas llegó la gran sorpresa del festejo. De improviso, el jinete estellés llamó a su hijo Guillermo, que ha pasado las vacaciones en México, El joven, vestido de calle, se montó en Disparate y el maestro, en Beluga, y así salieron juntos al ruedo. Pero, nueva sorpresa, en ese momento el toro se fue a tablas, buscando refugio en ellas.
Lo que vino después fue una lucha constante de parte de los dos jinetes por intentar hacer embestir y ejecutar las suertes ante un toro que no quería pelear, sólo esperar las ventajas y entonces golpear bajo y seco. No obstante, se impuso la experiencia de Pablo que llevó la lidia y en todo momento le indicó a su hijo el cómo y por el dónde hasta completar entre los dos un tercio lucido y de mucha exposición sacando al manso de tablas y quebrándolo en los medios, antes de una nueva huida a tablas.
A Guillermo se vio fácil ante semejante oponente, con un aplomo y una naturalidad que conectaron de inmediato con los tendidos. Para el final, ambos regresaron al ruedo, ahora a lomos de Pirata y Barrabás. Dos cortas dejaron cada uno, de mucho mérito por las complicaciones de un toro que ya estaba imposible y solo giraba sobre su eje. La faena concluyó con un rejón letal de efectos rápidos, que posibilitó la concesión de las dos orejas del manso, en un festejo que se recordará como el de la presentación oficiosa ante el público mexicano de Guillermo Hermoso de Mendoza.