El caballero navarro desorejó al segundo de su lote y compartió puerta grande con Joselito Adame.
Ganado: Seis toros de Los Encinos, primero y cuarto para rejones, de buena presentación y manejables, de aceptable juego en conjunto.
Toreros: Pablo Hermoso de Mendoza (silencio y dos orejas), Joselito Adame (oreja y dos orejas) y Juan Fernando (palmas en ambos).
Lugar y fecha: Plaza Monumental Lorenzo Garza de Monterrey, estado de Nuevo León (México). 2 de abril.
Incidencias: Tres cuartos de plaza (unas siete mil personas). Tarde calurosa. Adame y el caballero navarro salieron a hombros.
La entendida y exigente afición regiomontana, que pobló tres cuartos del aforo de la Monumental Lorenzo Garza; disfrutó a placer de la magistral faena que Pablo Hermoso de Mendoza le realizó a su segundo toro, al que cuajó de principio a fin, dejando la impronta de ese concepto que conjuga a la perfección torería y técnica por igual.
El portal Reforma ha descrito esa gran faena del siguiente modo: “Hermoso de Mendoza encendió a los tendidos ante su segundo enemigo, Apolo, un astado con mucho ritmo y cadencia al que no sólo toreó para recrearse con sus caballos.
Por momentos hasta surgieron frescuras sobre el lomo de Disparate, con piruetas que jamás había realizado y que surgieron por el sentimiento y nobleza del toro, la clase del corcel y la maestría del jinete.
En un abrir y cerrar de ojos, Disparate iba prácticamente galopando marcha atrás, asomado con sus manitas y sus belfos frente al toro. Fueron instantes que cautivaron al público y al rejoneador, por estar atestiguando un suceso creativo y de enorme inspiración.
Hermoso de Mendoza despachó al burel con un metizaca fulminante, para ser premiado con dos apéndices”.