De izda. a dcha., Juan Antonio de Labra, Pablo Hermoso de Mendoza, Lourdes Ariza y Emilio Vilanova.
El caballero navarro firmó ejemplares de su último libro en un acto que contó la presencia de más de trescientas personas.
Tras su triunfo en la Plaza México, donde consiguió su cuarto rabo en este coso y se convirtió así en el torero español que más veces ha obtenido los máximos trofeos en el Coso de Insurgentes, Pablo Hermoso de Mendoza acudió al día siguiente a la presentación en México de su libro ‘El corazón de los caballos’.
El acto tuvo lugar en la Biblioteca de la Casa de la Fundación Miguel Alemán, en pleno corazón de México y el estellés volvió a triunfar por todo por lo alto porque llenó tan magno escenario con más de trescientas personas y deleitó con su buen verbo y sus visiones del caballo a todos los asistentes. Además, agotó las existencias de los libros que, con motivo de la presentación, se habían puesto allí a la venta.
La presentación estuvo moderada por el periodista mexicano Juan Antonio de Labra y en la mesa, además del jinete, glosaron su figura Lourdes Ariza, única Medalla de Oro de Doma por México en los Juegos Panamericanos y el ministro consejero de la Embajada de España, Emilio Vilanova.
‘De pato a cisne’
Cada uno de ellos describió la figura del caballero navarro pero fue Vilanova quien, en nombre de la embajada española, agradeció al torero la imagen que siempre proyecta de España allí donde actúa.
Acto seguido, fue el propio Hermoso de Mendoza quien comenzó hablando de sus principios en tierras mexicanas, de cómo fue acogido y de su devoción por la Virgen de Guadalupe, en parte motivada por un regalo de la familia de Miguel Alemán, anfitrión del evento y presente en la sala. Explicó su relación con los caballos, la educación que recibió de su padre, a la que le debe todo lo que ha conseguido, ya que, si algo le enseñó su progenitor, fue a no rendirse nunca y a lograr con trabajo todo lo que se propondría.
Por último, rememoró la figura del fallecido Cagancho, la aventura de su adquisición y la transformación de “pato en cisne”, y ahondó en la posibilidad de que su hijo Guillermo siguiera sus pasos en la profesión del toreo a caballo.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX