Le cortó las dos orejas al segundo de su lote en Juriquilla, en un festejo muy largo, de nueve toros.
FICHA TÉCNICA:
Plaza: Juriquilla (Querétaro).
Ganado: nueve toros de Los Encinos, desiguales de presentación y de juego variado, destacando tercero cuarto y quinto, al que se le premió con arrastre lento.
Pablo Hermoso de Mendoza: silencio y dos orejas.
Julián López “El Juli”: silencio y oreja tras aviso.
Gerardo Adame: silencio en ambos.
Diego Silveti: silencio tras dos avisos, palmas y palmas en el de regalo.
Presidencia: No concedió el rabo del quinto pese a la fuerte petición y ordenó el arrastre lento de este toro sin que nadie lo hubiese solicitado.
Incidencias: Lleno de “no hay billetes”. Noche fresca y agradable. Festejo conmemorativo del vigésimo quinto aniversario de la plaza de toros.
Pablo Hermoso de Mendoza comenzó el viernes pasado con buen pie en Juriquilla su larga campaña mexicana, ya que fue el único de los cuatro actuantes que logró salir a hombros, en un festejo muy largo, en el que se lidiaron nada menos que nueve toros.
Bajo una plaza completamente llena, el caballero navarro se encontró en primer lugar con un toro soso que no permitió brillar ni a Unamuno de salida ni a Van Gogh e Ícaro en banderillas ni a Pirata en el último tercio. La condición del toro hizo que la labor de estas monturas no trascendiera a los tendidos. Además, el rejón letal cayó bajo y el público guardó respetuoso silencio.
El jinete estellés se quitó la espina clavada ante el quinto, un toro llamado Juanito, de 500 kilos. A este ejemplar le cortó dos orejas tras una magnífica faena. Como salió abanto, el rejoneador decidió cruzarse con él y meterse en sus terrenos, para que así no tuviera otro remedio que embestir. Lo consiguió de salida con Garibaldi. Después, a lomos de Chenel continuó el trasteo pero fue al hilo de las tablas donde el astado comenzó a mostrar más fijeza y fue en ese lugar donde Chenel desgranó lo mejor de su toreo. Este castaño estuvo pletórico, sobre todo en un auténtico latigazo por los adentros que hizo que la plaza rugiera en un sentido “olé”.
Seguidamente, con Dalí se dejó llegar mucho al toro, hasta el mismo estribo y saliendo toreando de la suerte, la cual remató con piruetas más ajustadas que nunca. El espectáculo continuó con Pirata, que estuvo muy torero en tres banderillas cortas colocadas de frente y de fuera a adentro, y en un espectacular par a dos manos sin ventajas, con el toro en el centro del ruedo. Por último, ejecutó la suerte suprema a la perfección. Hermoso enterró la hoja de peral en todo lo alto y los efectos fueron inmediatos. El público pidió con fuerza el rabo, el palco no lo concedió y el navarro paseó triunfal las dos orejas del toro, las primeras de su temporada mexicana.