PABLO HERMOSO DE MENDOZA CORTA UN RABO EN LA PLAZA MEXICANA DE LEÓN

Su caballo Unamuno sufrió una cornada en el muslo derecho, muy aparatosa, que no afectó a órganos vitales.

El jinete navarro hizo debutar a Viriato, que sorprendió gratamente.

FICHA TÉCNICA:

Plaza: La Luz, en León (Guanajuato).

Ganado: dos toros para rejones de Fernando de la Mora, primero y cuarto,  Y cuatro de San Isidro, con un séptimo del mismo hierro, llamado Caramelo, regalado e indultado.

Pablo Hermoso de Mendoza: palmas y dos orejas y rabo.

Arturo Macías: ovación tras aviso, ovación y rabo en el que regaló e indultó.

Gerardo Adame: palmas tras aviso y oreja.

Presidencia: generosa.

Incidencias: Lleno. El caballo Unamuno sufrió una cornada en el muslo derecho.

  Pablo Hermoso de Mendoza continúa haciendo historia en tierras mexicanas. Segunda actuación de su temporada, segundo triunfo de puerta grande y segundo lleno. Esta vez en la plaza La Luz de León, en la que tuvo que trabajar mucho para lograr salir a hombros.

Ante su primer toro, la tarde se le puso cuesta arriba. Cuando mejor estaba parando al primer toro a lomos de Unamuno, llegó la hora de colocar el primer rejón de castigo y el toro, certero, asestó una cornada en el muslo derecho al caballo, herida muy aparatosa, pero que, por fortuna, no afectó a órganos vitales. Continuó la lidia con Manolete y Dalí, que se lucieron con sus piruetas, y, pendiente del estado del caballo, abrevió y la concluyó con tres cortas y un rejón trasero sobre Pirata. Aplausos para el jinete estellés.

Sabedor del estado de Unamuno y, por tanto, más tranquilo, el caballero navarro se acopló muy bien, ya de salida, sobre el joven Villa, a las embestidas del cuarto, llamado Capitán, de 475 kilos, un buen toro de Fernando de la Mora. En banderillas, Chenel volvió a deleitar al público mexicano, con un repertorio completo: toreo a derecha e izquierda, remates espectaculares, pasadas por los adentros…

Pero la sorpresa agradable de la tarde vino dada por un caballo nuevo, del hierro de Silveras, llamado Viriato. Este tordo picazo llenó el ruedo de alegría y pronto se metió con el toro, enroscándose al estilo de Ícaro, metiendo la cara entre los pitones, toreando muy frontalmente y pasándose los pitones del astado por la barriga en cada envite. El rejoneador terminó su obra sobre Pirata, que permitió que dueño clavase tres buenas banderillas cortas, realizase varios desplantes y se luciese con dos pares de banderillas a dos manos. Terminó con un rejonazo algo bajo. El público pidió las dos orejas y el presidente concedió el rabo. Como hubo leves protestas, Hermoso dejó el rabo en el suelo y dio la triunfal vuelta al ruedo con las dos orejas cobradas a pulso.

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