Terminado el paseíllo, Frédéric Pastor, teniente alcalde delegado a la Tauromaquia, en representación del alcalde, le entregó la medalla de la ciudad. Fotografías: pablohermoso.net
Ganado: Dos toros de San Pelayo para rejones, primero y cuarto, tres de Victoriano del Río y uno, el tercero, de Toros de Cortés, bien presentados, manejables aunque de juego desigual; el sexto fue el de mejor condición.
Toreros: Pablo Hermoso de Mendoza (silencio y oreja), Alejandro Talavante (palmas en ambos) y Juan Ortega (saludos y oreja).
Lugar y fecha: Coliseo romano de Nimes. 15 de septiembre de 2024.
Incidencias: Más de tres cuartos de plaza. Quinto y último festejo de la Feria de la Vendimia. Al término del paseíllo se interpretó La Marsellesa y antes de la salida del primero, Pablo Hermoso de Mendoza recibió la medalla de la ciudad, de manos de Frédéric Pastor, teniente alcalde delegado a la Tauromaquia, en representación del alcalde. El diestro Álvaro de la Calle actuó de sobresaliente.
La despedida de Pablo Hermoso de Mendoza, amén de la presencia de Talavante y Juan Ortega hacía de este cartel uno de los más atractivos de la Feria, ese en el que se anunciaban astados de Capea y Victoriano del Río.
Con un gran ambiente, más de tres cuartos de plaza cubiertos, arrancó la última corrida de la Vendimia. Y con el tributo al maestro que se va. Pablo Hermoso de Mendoza recibió, tras interpretarse La Marsellesa, la medalla de la ciudad. El rejoneador navarro brindó la faena a Simón Casas. Le costó centrarse al primero de la tarde, un animal abanto de salida al que el rejoneador navarro le clavó dos rejones de castigo. Lo templó Pablo llevándose al animal cosido a la cola de su caballo. Aprovechó el buen galope y la fijeza del astado para dejar buenos pasajes a lomos de Navegante. Con Ilusión y Generoso le buscó las vueltas a un astado que se paró pronto. Banderillas al quiebro, de poder a poder y cortas pusieron el colofón a una labor que acabó siendo silenciada tras el fallo con el rejón de muerte.
El cuarto de la tarde, llamado Esmeraldo, número 37, fue un astado con cierto ritmo y nobleza al que el rejoneador le clavó dos rejones a lomos de Alquimista para asentar ese temperamento que mostró de salida. Disfrutó Pablo ante un astado con prontitud al que llevó cosido a la grupa en momentos de gran conexión con los tendidos. Las piruetas con Malbec calaron una enormidad ante un astado con fondo de bravura, esa que aprovechó para realizar una labor de gran regusto, completada con Nairobi. Tras las cortas, con Generoso dejó un pinchazo previo a un rejón de muerte en buen sitio que le valió para pasear su última oreja en tierras francesas.