PABLO HERMOSO, 2.000 FESTEJOS, UNA CONMEMORACIÓN POR TODO LO ALTO

Dos charros, con las banderas de México y España, recibieron a Hermoso en el ruedo de Pachuca.

Dos charros, con las banderas de México y España, recibieron a Hermoso en el ruedo de Pachuca.

El caballero recibió un homenaje ante diez mil personas en los tendidos, cien charros a caballo alrededor del ruedo, sus hijos Paula y Guillermo, y su hermano Juan Andrés.

Ni Pachuca olvidará a Hermoso de Mendoza ni el jinete estellés, a la capital del estado de Hidalgo, a una ciudad que se enorgullece de ser cuna de la charrería, algo que quedó patente en la conmemoración del festejo 2.000 del caballero navarro.

Muy atrás queda ese 18 de agosto de 1989, día en el que tomó la alternativa en la plaza navarra de Tafalla. Por ello, por todo el tiempo transcurrido quiso dar las gracias en persona a todo su equipo de caballerangos, banderilleros, apoderados, mozos de espadas, chóferes… gentes de la trastienda del espectáculo, imprescindibles para la trayectoria del rejoneador.

Pachuca exhibía por todas su calles grandes cartelones que anunciaban la efeméride. El patio de caballos se llenó de charros montados a caballo. Antes del festejo, la empresa de la plaza, Pasión Ganadera, descubrió una placa conmemorativa, ante la presencia del propio torero, del embajador de España en México, Manuel Alabart, y del gobernador de Hidalgo, José Francisco Olivera Ruiz, entre otras personalidades.

Cien charros a caballo, alrededor del ruedo, homenajearon al caballero navarro.

Cien charros a caballo, alrededor del ruedo, homenajearon al caballero navarro.

Y llegó la hora del paseíllo, entre gritos de felicitaciones al navarro. Una vez finalizado, cuando Hermoso se retiraba hacia el patio de caballos, se encontró de frente con dos jinetes charros que portaban las banderas de México y España, y que acompañaron al rejoneador hasta el centro del ruedo. En ese terreno, el maestro estellés, emocionado, vio cómo iban apareciendo en el ruedo, uno tras otro, hasta un centenar de charros, luciendo sus mejores galas, llegados desde todos los puntos de México; entre ellos podía verse a numerosos ganaderos de bravo y empresarios. Una vez formados todos alrededor del ruedo y con el público –unas 10.000 personas- puesto en pie, sonaron los himnos mexicano y español. Globos rojos y amarillos ascendieron al cielo mexicano mientras el empresario del coso, Julio Uribe, entregaba una escultura al rejoneador estellés.

Terminado el homenaje, Hermoso dio una vuelta al ruedo –una de las más emotivas de su larga trayectoria profesional-, saludando al público y a todos los charros. Después, el festejo estuvo repleto de guiños al maestro. Prueba de ello fueron los nombres de los toros: Triunfador, Giraldo, Cagancho, Dos Milenios, Pata Negra y Fusilero. El colofón lo puso el navarro con ese histórico triunfo y con esa salida a hombros para la historia del toreo.

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