Los toros de El Pizarral, muy serios de cara, han galopado agrupados y no se han registrado heridos.
Se ha notado que era uno de los dos encierros importantes de las fiestas. Se ha reflejado en la dificultad para aparcar, en los abarrotados vallados y en el propio recorrido, donde ha habido el doble de corredores que en días anteriores. El cuarto encierro de las fiestas, con los toros de El Pizarral, de más de 550 kg, se ha desarrollado con normalidad. No ha habido atendidos.
La manada ha corrido agrupada prácticamente todo el encierro, y dos cabestros han llegado a la plaza de toros unos 50 metros por delante, abriendo paso al resto. Los toros, que derrotaban a ambos lados, habían salido del corral por separado, pero luego se han reagrupado.
“Estaban alterados y, al abrir las puertas, salieron delante dos mansos con tres toros, y luego el resto. Pero les tuvimos que azuzar; parecía que no estaban por la labor de correr”, señalaba Juan Carlos Cemboráin Sola, pastor del encierro encargado de los corrales. Después del encierro, se ha tenido que separar a un toro de los otros cinco en los corrales de la plaza para que no se enfrentaran.
Cruz Roja, que ha garantizado la asistencia médica en todo el recorrido con 3 ambulancias, 2 vehículos de apoyo y 25 voluntarios, no ha tenido que prestar ningún tipo de atención con motivo del encierro. “Este año vamos tranquilos, y es lo mejor”, reconocía Alfonso Contín, portavoz de Cruz Roja Sangüesa.
Información, Aser Vidondo para Diario de Navarra.