En un festejo sin trofeo alguno, destacó el buen hacer del joven Guillermo, que logró dar una vuelta al ruedo, la única de la tarde. Galería de imágenes.
Ganado: Toros de San Isidro, primero y quinto, y novillos de La Estancia, tercero y séptimo, para rejones, y cuatro de Jorge de Haro para la lidia a pie, de poco juego en general.
Toreros: Pablo Hermoso de Mendoza (palmas en ambos), Diego Silveti (palmas en ambos), Guillermo Hermoso de Mendoza (palmas y vuelta) y Sergio Garza (silencio y silencio tras dos avisos).
Lugar y fecha: Plaza Monumental Lorenzo Garza de Monterrey, estado de Nuevo León. 15 de abril.
Incidencias: Dos tercios de plaza. Tarde muy calurosa y con viento. Primer corrida de la temporada.
En lo referente a los caballeros navarros, ésta es la crónica que aparece publicada en el portal altoromexico.com: “El joven rejoneador navarro en fase de amador, Guillermo Hermoso de Mendoza, malogró con la hoja de peral dos buenas faenas en su presentación en la Monumental Monterrey y fue el único en dar la vuelta al ruedo, que tuvo, eso sí, un sabor a triunfo.
Memo sorprendió a los aficionados que hicieron una regular entrada en tarde muy calurosa y con viento y a punto estuvo de llevarse el triunfo, por encima de su padre, Pablo Hermoso de Mendoza, que abrió plaza, y de los matadores de a pie Diego Silveti y Sergio Garza.
Los novillos de La Estancia para el juvenil torero de a caballo resultaron manejables y con clase, por lo que Guillermo lució sobre los lomos de los caballos, dejándose llegar cerca las embestidas de los astados que emocionaron al público que en todo momento estuvo apoyando al joven navarro.
Los aplausos que escuchó tras pasaportar al tercero de la tarde tuvieron mayor recompensa tras liquidar al séptimo, ya que fue premiado con la única vuelta al ruedo.
Por su parte, Pablo, quien lidió dos ejemplares de San Isidro, no tuvo enemigos a modo, pero como ya es costumbre derrochó voluntad y entrega. Esta es quizá la primera ocasión que El Señor de Navarra sale con las manos vacías del coso regiomontano.
Ahora no hubo oportunidad de redondear las faenas con las suertes que le han hecho un ídolo, como las banderillas cortas, la rosa, el teléfono, las piruetas en el ruedo, o la hermosina, ya que sus toros dejaron mucho que desear….”.