LOS VERAGUAS SE IMPONEN A LOS JINETES. CRÓNICA DE LA 2ª DE PERALTA

El segundo, 'Pajarraco', logró 'volar' hasta el callejón.

El segundo, ‘Pajarraco’, logró ‘volar’ hasta el callejón.

El rejoneador alicantino Ginés Cartagena cortó la única oreja de la tarde.

Ganado: Cuatro utreros de Prieto de la Cal, correctamente presentados, no sobrados de kilos, salvo el negro tercero, y de juego dispar; el primero tuvo calidad y resultó colaborador; el segundo fue un manso con genio; el tercero se mostró reservón; y el cuarto fue el mejor, extraordinario; el primero y, sobre todo, el cuarto fueron ovacionados en el arrastre.

Rejoneadores: Joao Moura hijo: silencio en ambos. Ginés Cartagena: silencio y oreja.

Presidencia: A cargo de José Luis Osés, asesorado por Santiago Campo y el veterinario Isaías Bautista, cumplió correctamente su cometido.

Incidencias: Dos tercios de plaza. Tarde soleada y agradable. Los dos rejoneadores se presentaron en esta plaza. Moura toreó en sustitución de Manuel Moreno, que ha cortado la temporada.

El festejo de rejones de ciclo taurino peraltés mantuvo el interés gracias a la materia prima, al regreso de los veraguas de Prieto de la Cal después de nueve años de ausencia, y a las ganas de uno de los dos jinetes.

Entre los utreros, hubo de todo, como en botica, pero mantuvieron el interés del público sobre lo que ocurría en el ruedo. Vayamos por orden.

En primer lugar, saltó a la arena peraltesa Veragüeño, un ejemplar marcado con el número 29, que le cayó en suerte al torero portugués. Éste sacó de salida a Futuro, con el que clavó dos rejones, el segundo hilvanado, de poco efecto. Después, en banderillas, clavó un trío yendo de frente y gustándose en la salida del cuarteo al poner al caballo de costado. Para último tercio, optó por Dalas, un tordo rodado con el que dejó dos cortas con facilidad teniendo que sacar antes al utrero de la zona de toriles, donde al final se había refugiado. El junior de los Joao Moura terminó con un pinchazo y medio rejón trasero y efectivo. El utrero murió en los medios, con la boca cerrada, y fue ovacionado en el arrastre.

El público tuvo que volver a guardar silencio al terminar la segunda intervención del portugués, ante Novatón, número 31, el único negro, no jabonero, del festejo. El hijo del maestro volvió a sacar de salida a Futuro, con el que dejó un rejón y dos más hilvanados. Moura no se acopló con el reservón novillo y al final del segundo tercio el vazqueño se asemejaba a un jardín de banderillas. En el tercio final, con Dalas, dejó dos cortas y terminó mal, con tres pinchazos, un rejonazo trasero y, ya en tierra, con un descabello.

Gustó más el jinete más joven, el español. Su primero hizo honor a su nombre, Pajarraco, un manso con genio que fue el peor del encierro. Lo recibió con el alazán Lobito, que dio paso en banderillas al buen hacer de Veneno, un tordo rodado que, sin embargo, no terminó de acoplarse. En un cambio de caballos, Pajarraco quiso volar y, de espectacular salto, se coló en el callejón sin invitación ni credenciales, por lo que rápidamente fue expulsado y volvió a la arenosa realidad del ruedo.

En él, con Tarzán, el alicantino se lució con un par por los adentros y con otro a dos manos. Y ya en el tercio final, con el bayo Brillante, dejó medio rejón en lo alto que le valió al manso para doblar. Silencio otra vez.

Tuvo que llegar la lidia del cuarto para la concesión del único trofeo de la tarde. Y es que el albahío Hocicón, número 12, resultó extraordinario. Inicialmente, protagonizó una espectacular salida de chiqueros y estuvo a punto de arrollar al rejoneador. Esto le hizo reaccionar a Cartagena, que se embraguetó y llegó al público clavando dos rejones en todo lo alto, a lomos del tordo Anapurna, castigo que tuvo su buen efecto en la bravura del utrero. En banderillas, volvió a optar por Veneno, que no terminó de acoplarse, algo que pudo comprobarse con sus pasadas en falso. Dos palos atacando de frente dieron paso a la salida de Tarzán, con el que se lució con un par al violín, que caló en los tendidos y que trajo a la memoria el estilo paterno del rejonador.

Cartagena concluyó su labor con el castaño Rockero, con el que conquistó al público al clavar las cortas al violín. Mató de rejón bajo y atravesado y volvió a entrar a matar con media efectiva. Oreja para el joven jinete de Alicante y cerrada ovación póstuma a Hocicón.

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