La materia prima pudo con la entrega de los novilleros, que se fueron de vacío; no se cortó trofeo alguno. Galería de imágenes.
Ganado: Seis utreros de José Escolar, bien presentados aunque algo desiguales, y de juego variado, pero manteniendo el interés; segundo, tercero y quinto fueron aplaudidos en el arrastre.
Novilleros: José Cabrera (ovación y vuelta por su cuenta tras aviso), David Garzón (vuelta por su cuenta y vuelta tras petición) y Diego Peseiro (ovación tras aviso y silencio).
Lugar y fecha: Plaza de toros de Peralta (Navarra). 18 de septiembre de 2021.
Incidencias: Tarde soleada y agradable. Cuatrocientos espectadores, media plaza del aforo permitido. Segunda y última de la miniferia de esta localidad navarra.
Peralta puso ayer fin a su temporada con una novillada picada en la que destacaron el interesante y variado juego de los utreros –desde el encastado quinto hasta el complicado sexto- y la entrega de la terna de novilleros, que anduvieron cerca de cortar trofeos, pero, finalmente, no los consiguieron.
Por orden lidia, Cabrera recibió con buen estilo al que abrió plaza. Después, lo puso a distancia en el caballo en dos ocasiones. En el último tercio, se encontró con un novillo agarrado al piso, reservón. Había que tirar de él pero el almeriense no lo hizo. Mató de una buena estocada que hizo innecesaria la puntilla. Ovación.
Su segundo tuvo mayores hechuras. Su embestida, sin embargo, no fue nada clara. El andaluz no llegó a confiarse, no se acopló y en la faena hubo demasiado movimiento. Además, la alargó demasiado, hasta llegar a aburrir. Sonó un aviso y terminó con una estocada y un descabello. Sin que nadie la pidiese, se inventó una vuelta al ruedo.
Garzón, por su parte, optó por picar poco, dejar crudito al segundo. Y acertó. El novillo se vino arriba y el ecuatoriano dibujó una faena mandona por ambos pitones, en la que destacó una serie de naturales. Pudo conseguir un trofeo pero tardó en matar. Aprovechando la ovación, se inventó una vuelta al ruedo que nadie pidió. Ovación para el utrero en el arrastre.
Su segundo, el quinto, fue un novillo encastado que pedía distancia. El joven americano no de la dio y pecó de encimismo, de no darle sitio. Mató al primer intento, hubo petición y se tuvo que conformar con dar una merecida vuelta al ruedo. Garzón se llevó el mejor lote pero no supo triunfar ante él.
Peseiro se encontró con un bonito novillo en tercer lugar. Se pudo apreciar una suerte de varas muy buen ejecutada por la buena disposición del picador. En la muleta, el utrero tuvo más movilidad que embestida clara. Por ello, el portugués lo tuvo que llevar muy empapado en el engaño. Mató de media efectiva, sonó un aviso y recibió una ovación. El novillo fue aplaudido en el arrastre.
El joven de Santarem no tuvo suerte con el segundo de su lote, el sexto, que fue mal picado. Resultó el más complicado del encierro. Se quedaba corto y se defendía. Tras un trasteo cortó, Peseiro entró a matar y dejó media estocada; resultó prendido por el novillo pero, por fortuna, sin mayores consecuencias. Seis pinchazos y cuatro descabellos obligaron al público a guardar silencio.