El ganadero portugués y el empresario taurino de la Ciudad del Cidacos se mostraron partidarios de la repetición de este hierro durante la gala de entrega de trofeos de la feria.
Tafalla celebró el sábado pasado su tradicional gala de entrega de los trofeos de su feria taurina y en ella se dieron cita, entre otros, el ganadero triunfador, José Antonio Sobral, y el empresario de la plaza de toros, Pepe Amilburu, representante de la empresa Eventos Santa Asunción S. L. Ambos coincidieron en el deseo de que este hierro portugués regrese al ciclo tafallés de 2023.
Fue Andrés Baztán, presidente del Club Taurino Tafallés, quien entregó el trofeo al toro más bravo de la feria a José Antonio Sobral, por el llamado Romero, número 41, sardo, un cinqueño nacido en febrero de 2017 y marcado con el hierro de Sobral. Fue lidiado en quinto lugar el 17 de agosto por el diestro Rafael Serna, quien fue premiado por el palco con las dos orejas. El jurado hizo asimismo una mención especial a la corrida de toros de Sobral “por su impecable presentación y juego, que brilló a gran altura por brava y encastada”.
En el coloquio, José Antonio Sobral hizo un repaso a la historia de su ganadería –de procedencia Marqués de Domecq y Cebada Gago-, de una divisa joven que pertenece a una ilustre familia portuguesa. Sus toros pastan desde hace quince años en Beja, en el Bajo Alentejo, en la finca Heredad Barbas de Lebre. Pese a ser portugueses, mantienen un vínculo muy estrecho con Sevilla. Gran parte de esta familia es de allí. Durante la Revolución de los Claveles, la familia Passanha Sobral tuvo que emigrar a España, tras ser ocupada su finca durante diez largos años.
“En 1985, Manuel Passanha, mi padre, se hizo con ella y la anunció a nombre de Condesa de Sobral. Pero hay que esperar a 2007 para hablar de la actual ganadería. Ese año compró parte de la ganadería de Ángel Bohórquez, el cincuenta por ciento, no entrando en el trato los machos. Así, llegaron vacas con los hierros de Cebada Gago, Marqués de Domecq y de Herederas de Bohórquez, hierro en el que se aglutinaban estas dos procedencias’, explicó José Antonio Sobral.
Sus toros se lidiaron en Tafalla el 17 de agosto. Bien presentados, astifinos, de bonita lámina y de capas muy variadas (tres sardos, dos castaños y un melocotón), cinqueños todos salvo el segundo, cumplieron en varas y ofrecieron buen juego en conjunto, con fuerza, nobleza, con clase y transmisión, salvo el tercero, muy parado. Primero, segundo, cuarto y quinto fueron ovacionados en el arrastre. Finalizado el festejo, los ganaderos, Manuel y José Antonio Sobral, tuvieron que saludar en el tercio.
Tras esta corrida de toros, dos semanas después lidió una novillada picada en Peralta, festejo en el que se despidió de novillero el pamplonés Francisco Expósito, quien tomó una triunfal alternativa el 12 de septiembre en Sangüesa.
El diestro navarro recordó aquella tarde en Peralta. “Llevaba seis años sin vestirme de luces como titular de un cartel. Sólo lo había lucido como sobresaliente. En Peralta, el traje de luces me pesó mucho, aunque considero que tuve una digna actuación ante un encierro que resultó exigente y que me sirvió mucho de cara a esa tarde de la alternativa”, reconoció el matador de toros, quien, con los pies en el suelo, ya piensa en la próxima temporada.
En la misma gala, intervinieron Amilburu, quien insistió en la importancia a la hora de elaborar una buena feria, Jacinto Goñi, concejal de Festejos, quien no quiso desvelar si abandonará la política el año que viene, y Andrés Baztán, que se despidió ante el numeroso público como presidente del Club Taurino Tafallés, satisfecho de la labor realizada y orgulloso de todo lo que ha vivido en estos últimos siete años.
Finalmente, sólo se entregó el trofeo al mejor toro. El destinado al triunfador de la feria fue declarado desierto. Y el que va a parar al mejor subalterno, recayó en Curro Javier, de la cuadrilla de Rafael Serna, por su destacada labor, tanto en banderillas como en la brega a lo largo de la tarde del 17 de agosto, ante toros de Sobral. Pero el veterano banderillero sevillano no pudo acudir a la cita por motivos familiares.