Pese a la mala situación económica, se registró un índice de asistencia de 4.981 personas por festejo, cifra algo menor que en los últimos tres años pero superior a la registrada en 2007 y2008.
Bajo la sombra de la crisis, que se notó especialmente en la plaza de Tudela, la temporada taurina de Navarra terminó el pasado 30 de septiembre en la centenario coso de Corella, como viene siendo costumbre. Desde su inicio, en Fitero, allá por el mes de marzo, se programaron un total de 49 festejos con muerte de astados, aunque dos de ellos no pudieron celebrarse por los efectos de las lluvias; en concreto, un festival en Tudela y una corrida de rejones en Corella.
Pese a ello, se trata de una cifra que refleja que la afición al toro bravo sigue muy viva. Y sirva como ejemplo también otro dato. A esos 47 festejos acudieron, aproximadamente, un total de 234.100 espectadores, cantidad que refleja la influencia de este sector cultural en una comunidad autónoma como la navarra, que cuenta con 630.000 habitantes.
En todos estos espectáculos taurinos se cortaron 135 orejas; por primera vez, después de muchos años, los palcos presidenciales no concedieron rabo alguno.
Respecto a los escenarios, fueron trece las poblaciones navarras que ofrecieron festejos taurinos, las mismas que el año pasado. Concretamente, Pamplona, Tudela, Estella, Tafalla, Sangüesa, Corella, Fitero, Cintruénigo, Cascante, Peralta, Lodosa, San Adrián y Olite, que ofertó dos festejos menos que en 2011; sin embargo, la capital ribera y la villa cirbonera celebraron uno más. Corella se tuvo que conformar con un festejo porque el otro, el que completaba su feria, se vio truncado por la lluvia.