LA NAVARRA GANADERÍA DE PINCHA, TRIUNFADORA DE LA FERIA DE NÁJERA

Como en Nájera, Vicente Soler salió a hombros en la Feria de San Adrián. Fotografía: Isabel Virumbrales.

La Mesilla de Oro la ha conseguido el castellonense Vicente Soler, por la faena que hizo ante un novillo del lodosano José Antonio Baigorri

El hierro navarro Ganadería de Pincha, cuyo titular es José Antonio Baigorri, ha sido proclamado triunfador de la Feria de Nájera, por la novillada que lidió el pasado martes, en la que dos de sus erales fueron ovacionados en el arrastre y los otros dos, aplaudidos.

Además de este premio, el jurado ha proclamado triunfador y, por tanto, ganador de la Mesilla de Oro, al novillero Vicente Soler, por la faena que realizó, precisamente, ese citado día ante el segundo del festejo, llamado Cantinero, número 89, negro, de Ganadería de Pincha, al que le cortó las dos orejas.

El joven castellonense realizó una muy buena faena ante ese eral, que fue muy completo, pues embistió con nobleza, clase y recorrido, barriendo la arena con su hocico. Lo mató de una estocada, que le puso en bandeja el doble trofeo. Cantinero, sin sus dos orejas, fue ovacionado en el arrastre.

Ante el cuarto, el burraco Congoleño, número 93, que brindó al ganadero, supo aprovechar la templada embestida del novillo en otra buena faena, pero esta vez emborronada con el estoque. Al final, recibió un aviso y el público tuvo que guardar silencio.

Pese a ello, este novillero demostró muy buena proyección, como lo hizo en la pasada Feria de San Adrián, donde logró tres orejas de un lote de Puerto de San Lorenzo.

Soler toreó en Nájera mano a mano con Juan Torres, quien también mostró buenas maneras. Se encargó en primer lugar del que abrió plaza, otro burraco, marcado con el 91 y llamado Cornetero, un eral con calidad y recorrido pero al que le faltó humillar un poco más. El joven zaragozano realizó un buen trasteo pero falló con el descabello, por lo que los tendidos guardaron silencio.

Al encastado tercero, el negro Desertor, número 95, otro gran novillo,  que tuvo motor y transmisión, le costó entenderlo pero se hizo con él y lo toreó con bonito estilo. Pese a la lluvia, construyó una buena faena pero perdió un trofeo por pinchar antes de dejar la estocada definitiva. Por tanto, se fue de vacío después de haber lidiado otro novillo que fue ovacionado en el arrastre.

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