LA EXIGENTE MATERIA PRIMA SE IMPONE A LOS NOVILLEROS EN CORELLA

José Cabrera dio la única vuelta al ruedo de la tarde.

La mano de obra dio la cara pero se fue de vacío, no consiguió cortar trofeo alguno. Galería fotográfica.

Ganado: Dos utreros de Alba Reta, primero y segundo, complicados, dos de Reta de Casta Navarra, más manejables, aplaudidos en el arrastre, y un eral del primer hierro, tercero, con movilidad; encierro bien presentado aunque desigual, que cumplió en varas.

Novilleros: José Cabrera (vuelta al ruedo y silencio tras dos avisos), Francisco Montero (saludos y silencio) y el becerrista Javier Poley (saludos tras aviso).

Lugar y fecha: Plaza de toros de Corella (Navarra). 12 de octubre de 2021.

Presidencia: A cargo de Félix Bienzobas, asesorado por Gregorio Madurga y el veterinario Jesús María de Andrés, cumplió bien su cometido.

Incidencias: Media plaza. Tarde soleada y agradable, que terminó en fresca. Montero no pudo manejar la izquierda por tener lesionados dos dedos de esta mano.

El ganado dio ayer interés al festejo en Corella. No fue una tarde aburrida y hubo diversidad de matices. Los novilleros dieron la cara, lo intentaron, pero no lograron mandar, dominar a unos utreros demasiado exigentes por sus complicaciones. Ante este panorama, ¿cuál fue la situación? Que los utreros acudieron prontos al peto pero sin entregarse, sin meter los riñones, con la cara arriba siempre, y que recibieron duro castigo; y que el toreo, tanto de capa como de muleta brilló prácticamente por su ausencia.

José Cabrera no consiguió fijar al que abrió plaza, al colorado Aguardentero, número 86, un utrero que, mal lidiado, aceptó una vara larga. El de Almería puso banderillas con más voluntad que lucimiento. En la muleta, el novillo fue complicado por ambos pitones. Cabrera bregó ante él. Puso pundonor y valor en un trasteo en el que no hubo nada interesante. Eso sí, mató de una estocada habilidosa y dio la vuelta al ruedo, algo por su cuenta y la única del festejo.

Su segundo, el cuarto de la tarde, Mogoncillo, colorado oscuro, número 29, dejó buen sabor de boca, pese a que fue mal picado, en nada menos que tres encuentros con el caballo. El joven almeriense no lo banderilleó en esta ocasión; dejó tal labor a su cuadrilla, que puso dos pares. En el último tercio, el novillo, sin tirar cohetes, era toreable pero Cabrera no llegó a confiase y se movió demasiado. Para empeorar la situación, anduvo muy mal con los aceros, tanto que sonaron dos avisos. El público guardó silencio y aplaudió al novillo en el arrastre.

El primero de Francisco Montero, segundo de la tarde, el colorado Veleto, número 82, entró tres veces al caballo pero sin emplearse, siempre con la cara arriba. En banderillas cortó el viaje y llegó a la muleta con muchas complicaciones. A cada paso se ponía más difícil. El gaditano no logró someterlo; lo intentó por abajo pero no logró nada positivo. Además, tardó en matar.

Ante el quinto, segundo de su lote, Embustero, colorado también, número 30, salió enrabietado. En su comienzo de faena hubo más valor y voluntad que lucimiento. Empezó obligando al utrero por abajo y luego insistió con la diestra; intentó ejecutar un toreo clásico, ante un novillo que repetía, pero no logró clavar los pies, quedarse quieto. El utrero fue a peor, pegó muchos arreones y asomó su cara por encima de la barrera. Mató de media en buen sitio pero terminó con tres golpes de descabello. Silencio para el novillero y ovación para el novillo en el arrastre.

El tercero en actuar fue el becerrista Javier Poley, que dejó buena imagen ante un eral, Ratón, número 97, que anduvo justo de presencia pero que tuvo movilidad. El aragonés, poco rodado, basó su faena en el pitón derecho. Como se esperaba, dada su falta de rodaje, se atragantó con los aceros: mató de una muy trasera y tendida, y cuatro descabellos, que dieron tiempo a que sonara un aviso. Saludó desde el tercio.

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