Derechazo de Juan de Casitlla al que cerró plaza. Fotografía: Isabel Virumbrales.
Deslucido encierro de Puerto de San Lorenzo, al que lo novilleros no le cortaron trofeo alguno.
Ganado: Cuatro erales del Puerto de San Lorenzo, el primero con el hierro de La Ventana del Puerto, bien presentados, el cuarto con más presencia que el resto, pero todos de escaso juego.
Novilleros. Ángel Sánchez (silencio tras aviso y silencio) y Juan de Castilla (silencio en ambos).
Presidencia: Conchi Ruiz, asistida por Mari Cruz Ronda y David Navarro, desempeñó su labor correctamente.
Incidencias: Dos tercios de plaza. A pesar del sol, temperatura fresca y leve viento que arreció con mayor violencia según avanzaba la tarde molestando a los actuantes.
Juan de Castilla se anunciaba de nuevo en San Adrián un año después de haber ganado el XXIII Trofeo Espárrago de Oro, que recogió en la mañana de ayer.
El alumno del ‘CITAR Iván Fandiño’, Juan de Castilla, se reencontraba con la afición de San Adrián tras proclamarse triunfador de la feria del Espárrago de Oro de 2013. Como hace un año se le dio bien, repitió con el encierro del Puerto de San Lorenzo, una novillada que poco se pareció a la de aquella ocasión. Los cuatro erales fueron deslucidos y con poco fondo.
El novillero colombiano se presentó en el segundo de la tarde por verónicas, abriendo el compás y sacando los brazos. Tras una lidia más o menos potable, se cambió el tercio con dos pares de banderillas. El eral embestía derrotando al final de cada muletazo. Pasaba pero sin clase alguna. Juan de Castilla dejó clara su disposición y sus ganas de triunfar, pero poco pudo hacer.
En el cuarto, que tenía más emoción, De Castilla tuvo que enfrentarse también a rachas de viento algo molestas. La actuación de la cuadrilla del joven novillero fue muy desordenada, cosa que el del Puerto acusó en la muleta. A base de ayudar al animal y darle salida a su favor, consiguió enjaretarse y sacar una gran tanda por el pitón derecho. Hubiera cortado un apéndice de no haberse enhebrado la espada.
Ángel Sánchez mostró una tauromaquia más populista. Se presentó rematando un ramillete de verónicas con una media genuflexa. Tras una lidia nada favorable para las condiciones del animal, inició la faena con la mano izquierda. El de La Ventana tenía una embestida desagradable y nunca se entregó. Faena irregular rematada con una estocada caída.
En el tercero se hizo presente el viento, al que había que añadir que el novillo buscaba cualquier excusa para irse a las tablas. Finalmente, al abrigo de las tablas, consiguió sacar algún muletazo limpio. El eral no tenía mala idea y con nobleza salió al tercio para que Ángel Sánchez se perfilara para la suerte suprema. Tras un pinchazo y un otro hondo el novillo dobló. De nuevo, el público silenció la actuación del madrileño.
Información de Isabel Virumbrables para Diario de Navarra.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX