Un momento del homenaje a Francisco Marco en la plaza de Mendavia.
El matador de toros estellés mató su primer novillo en la plaza Cárcava Brava, propiedad de esta entidad navarra.
La Asociación Taurina Nuestra Señora de Legarda de Mendavia, una de las más numerosas del mundo de los toros, rindió recientemente un emotivo homenaje a Francisco Marco, matador de toros estellés que decidió retirarse de los ruedos el año pasado.
Se asimiló a un emocionante regreso al pasado, pues fue en Cárcava Brava, la plaza que posee en propiedad la citada entidad mendaviesa, donde Marco estoqueó el primer novillo de su profesión, cuando todavía era un chaval de 13 años.
Fue un ya lejano 19 de mayo de 1991, festividad local de Las Almendreras. Con el joven torero se anunciaron en un festival el rejoneador riojano José Luis Tejada y los novilleros Víctor García ‘El Víctor’, de Calahorra, y el salmantino Álvaro de la Calle. Fue una tarde primaveral en la que Marco lidió y estoqueó un novillo navarro de Antonio Moreno Iriso, de Villafranca, al que le cortó dos orejas. Había arrancado el sueño de llegar a ser matador de toros. Y, como recuerda el propio torero, “ese día, en esa plaza, comenzó todo”. Después, no sólo llegó a doctorarse sino que se mantuvo en activo como matador de toros durante nada menos que dieciocho temporadas.
La jornada con la que esta entidad taurina cerró su temporada –la trigésimo octava que celebra- fue intensa. Tras un copioso almuerzo, en el que más de un centenar de aficionados degustaron chistorra, panceta y pimientos, se procedió a la prueba del ganado que se iba a lidiar por la tarde, todo él de Teodoro Vergara, hierro navarro de Falces.
Pero antes, una exquisita comida de hermandad, a la que asistieron, entre otros, el propio Marco, directivos de la asociación taurina mendaviesa, ex presidentes como Félix Valerio, José Antonio Elvira y Luis Martínez; el presidente y el vicepresidente del Club Taurino Estellés, Juan José Crespo y Roberto Ojer, respectivamente; y el presidente de la Federación Taurina de Navarra, Patxi Garbayo.
Ya por la tarde y antes de que comenzase la última capea de la temporada, el presidente de la citada entidad mendaviesa, Gustavo Alegría, agradeció la fidelidad del socio con su peña y rememoró aquella tarde de mayo de 1991. El homenaje a Marco había comenzado. En discurso cargado de emotividad, recordó ante el homenajeado que en ese mismo albero que pisaban empezó a forjase un sueño.
Marco, en los medios y micrófono en mano, se dirigió a los aficionados y dio las gracias por aquella oportunidad que le brindó Mendavia, rememoró aquel festival y lo hizo en una plaza, la de Cárcava Brava, que siempre será su casa.
Y así, en el centro del ruedo, acompañado de su esposa, Leticia Gallego, y de su hija, Carla Marco Gallego, recogió emocionado un cartel enmarcado de aquella tarde, un lote de vino y el pañuelico rojo de la asociación taurina mendaviesa.
Concluido el homenaje, comenzó el festejo vespertino que tuvo más interés por el magnífico juego del ganado falcesino de Teodoro Vergara. Con reses jóvenes, se presenciaron ceñidos quiebros y recortes, e incluso algún lance de capa repleto de gusto.
De este modo, terminó la jornada y la temporada taurina de Mendavia, en un año marcado por el buen comportamiento de las reses de diversas ganaderías que se han lidiado en el albero mendaviés.
En palabras de Gustavo Alegría, “Un año especial por el cuarenta aniversario de la entidad. Cuarenta años de pasión taurina. Cuarenta años de defensa de las tradiciones taurinas populares. Verdadera expresión artística de un pueblo, con un especial regalo a cuarenta años de esfuerzo, de ilusión, de trabajo, de reconocimiento a aquellos grandes aficionados, encabezados por Félix Valerio, que pus
ieron en pie esta entidad”.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX