Los utreros de El Cahoso defraudaron por su presencia y por el juego ofrecido.
Ganado: Seis utreros de El Cahoso, desiguales de presentación – demasiado cómodos de defensas- y de juego; primero y segundo nobles con poca fuerza; tercero con genio; cuarto, quinto y sexto más altos y fuera de tipo.
Novilleros. Fernando Beltrán: ovación y silencio. Miguel Ángel León: saludos desde el tercio en ambos. Juan de Castilla: oreja en ambos. Salió a hombros.
Presidencia: A cargo de Carlos de Miguel, asesorado por Gregorio Gutiérrez y el veterinario Isaías Bautista, cumplió correctamente su cometido.
Incidencias: Media plaza. Tarde calurosa amenazando lluvia. Quinta y última de la feria. León sustituyó a El Gallo. El último utrero se lidió bajo luz eléctrica.
La quinta y última de la feria arrojó ayer un claro triunfador de la tarde, Juan de Castilla, que cobró una oreja de cada uno de su lote y salió a hombros.
El colombiano se encontró con un tercero con genio. Lo toreó por los dos pitones con temple y pasándoselo cerca Mató de una estocada delantera y cobró la primera oreja de la tarde.
Su segundo, el sexto, último de la tarde y de la feria, fue un novillo con mas fuerza que derribó al picador al coger al caballo por los pechos. El percance se tradujo en un desconcierto total en el ruedo. Después, realizó una faena encimista en la que ligó algún muletazo. El utrero acusó la pelea en el caballo y se acabó demasiado pronto. De Castilla concluyó su actuación con una estocada de efectos rápidos que provocó la petición del público de un trofeo, que el palco concedió, la oreja que le abría la puerta grande.
Vulgaridad
Respecto a los otros dos novilleros, Beltrán y León, se las vieron con dos utreros nobles, con clase pero de escasas fuerzas. Ante ellos, tanto el valenciano como el sevillano se limitaron a pegar mantazos, muletazos de vacíos de contenido, insípidos, que no llegaron a los tendidos. Estuvieron por debajo de la materia prima. Además, a la hora de matar, pincharon. Tuvieron los mejores novillos del encierro y no supieron aprovecharlos.
Con los segundos de sus respectivos lotes -cuarto y quinto-, altos, fuera de tipo y más complicados, apenas tuvieron opciones de triunfo. Y es que el encierro de El Cahoso defraudó, por su presencia y por el juego ofrecido.